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Estar en un chat de padres en WhatsApp viene dado casi con la matrícula de nuestros hijos en sus instituciones educativas.

Cuando nos encontramos con que no hay escapatoria, que estamos todos ahí, día a día, hablando e intercambiando de todo. No nos preguntamos, ¿qué está bien y qué está mal? O ¿qué es lo propio y qué es lo incorrecto dentro del chat?

El código de comportamiento de una reunión social presencial tiene años de existencia, en el que se establecen actitudes..toleradas y otras no aceptadas. Como por ejemplo, si nos reunimos 25 personas alrededor de una mesa a discutir un tema, sabemos que no podemos hablar todos al mismo tiempo, que para pedir la palabra se alza la mano, que no está bien visto cuchichear, y así mil normas más que son de dominio común. Pero, ¿qué pasa en WhatsApp?

Aquí el mundo es diferente: no hay límites dictados por la física, (como el tiempo y espacio) lo que hace que la comunicación se vuelva incluso caótica. En especial cuando 15 o más personas intentan conversar en una pantalla en la que los mensajes son lineales y las pláticas son asíncronas. Si a esto le sumas los distintos formatos de los mensajes como: links, emojis, notas de voz, fotos o videos, el terreno se vuelve complejo.

Al no existir un código de etiqueta ya establecido –¿alguien sabe si dar el pésame por chat está bien?–, tal vez por la corta historia de vida de los chats, es importante que para mantener el orden y no perder el norte (ni el espacio en el disco), tengamos en consideración y reflexionemos sobre algunos hechos antes presionar “Send” en los chats de padres.

  1. Nos caemos bien, pero no somos amigos de toda la vida

Consideremos que lo más probable es que no conozcamos detalles del estilo de vida, creencias, preferencias y sensibilidades de varios integrantes del grupo. Por lo tanto, cualquier comentario o broma sobre religión, política, fútbol o temas de moral, podría causar incomodidad o reacciones negativas en el “ambiente” del grupo. No es lo mismo que estar en un chat con amigos a quienes conocemos.

  1. La confidencialidad depende de las personas, no de la tecnología

Todo lo que colocamos en Internet es susceptible de ser visto, copiado, editado, publicado y distribuido por terceros. Esto lo permite la tecnología. Pero la acción de copiar una pantalla o reenviar un mensaje de voz, la ejecuta una persona: un bebé que aplastó mal un botón, un integrante del chat o un hacker. Ojo con nuestras opiniones vertidas o con las fotos de la intimidad de nuestros hogares, no menospreciemos la privacidad.

  1. El chat de padres es uno más de la colección de chats que no para en todo el día

Contribuyamos a la descongestión de los mensajes no leídos de WhatsApp: cada mensaje enviado podría constituir un beep o vibración en el celular de alguien que está trabajando. A veces es mejor no hablar que ser un “yo tampoco” más de la lista de respuestas sobre “¿quién leyó la circular que enviaron hoy?”. También tengamos en cuenta que cada foto y video que enviamos consume espacio del celular del destinatario.

  1. Al interno lo que es del interno

Un gran porcentaje del volumen de mensajes que circulan en el chat de padres podría llevarse a conversaciones entre dos. Sepamos reconocer estos casos y tomémonos el tiempo de buscar en la lista al destinatario único y hablarle en privado. Por ejemplo, si mi hijo no va a poder asistir al cumpleaños, o si la cuota para la fiesta de Navidad ya está cancelada, así notificas a una y no a 20 personas.

  1. Aún en el 2017, los chicos siguen teniendo la misma responsabilidad como estudiantes

No seamos partícipes de convertir el chat de padres en la central de ayuda de los olvidadizos. La responsabilidad de atender en clase, anotar correctamente, realizar las tareas y estudiar sigue existiendo y se mantiene intacta con o sin WhatsApp. Los chicos no deberían sentir que el chat de los padres es su plan B.

En este tema aun no está nada dicho, porque no hay reglas. ¿Qué tal si le mostramos este artículo a nuestro grupo y nos encargamos desarrollar un pequeño reglamento para convivir en armonía en este nuevo año lectivo?

Por: Virginia Saman                                                                                                  Ms. en Marketing Digital y Comercio Electrónico

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