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A pesar del dolor y el resentimiento, dar vida siempre es un regalo.

“Cuando me di cuenta de que su vientre comenzaba a crecer, solamente tuve una opción: velar por ambos, mi hija de 13 años y el bebé que estaba en su vientre”, narra la madre de Ana María Castro Jorge, adolescente que desesperanzada no encontraba mejor camino que el de abortar.

“A mi hija la ultrajaron. Ana María tenía 13 años cuando tres sujetos la interceptaron en el camino y luego de raptarla, abusaron de ella. ¿Puede una mujer dar amor, cuando su corazón alberga resentimiento?, ¿cómo una mujer que ha sido ultrajada es capaz de dar amor?”, expresó.

“Pensé: ese bebé debe nacer”, cuenta la madre de la adolescente a Alicia Giménez Fernandini, integrante de la Asociación de voluntariado del Instituto Nacional de Salud del Niño en Lima.

La voluntaria no pudo evitar ofrecerle ayuda a esta familia, que cada cierto tiempo llega a Lima del distrito de Pichanaki, provincia de Chanchamayo, en el departamento de Junín, para recibir asistencia.

Un ángel en el camino

Alicia conoce a Ana María desde hace un año. La integrante del voluntariado accedió a compartir este testimonio para mostrar a otras jóvenes que dar vida siempre es un regalo.

Como en el caso de Ana María, quien ha aprendido a dar amor al ángel que llegó a su vida, gracias al apoyo y la comprensión que recibe de su madre, que nunca la abandonó.

Al no haber sido atendido a tiempo, Jairo, su bebé, afrontó un cuadro de desnutrición severa. Cuando los médicos decidieron enviarlo a Lima, en el trayecto sufrió un paro cardiaco, parte de su cerebro resultó dañada.

Este angelito es la mejor terapia para Ana Maria. “Cuando crezca quiero que sepa que su madre estuvo siempre con él“, le confiesa a Alicia. Gracias a los cuidados y atenciones de los médicos Jairo ha recuperado su peso a sus 12 meses pesa 5 kilos 400 gramos.

La esperanza me hizo aprender a amar

Luego de ser amenazada por sus atacantes, Ana María no contó nada de lo sucedido a su madre por temor a las represalias.

Pero sí tuvo la valentía de reconocer los rostros de los sujetos cuando su madre, luego de enterarse de lo sucedido, la llevó a denunciar el hecho a una comisaría del poblado. Dos de los sujetos están en prisión y uno se dio a la fuga.

Alicia quedó asombrada al ver cómo el rostro de Ana María se iluminaba con las caricias de su bebé. “Nada puede dañar el amor de madre, esta relación es capaz de vencer cualquier resentimiento; acompañar como voluntaria en el descubrimiento de su maternidad a esta joven madre es una experiencia enriquecedora”, dijo la voluntaria.

El corazón de Ana María se llenó de esperanza cuando su madre, al enterarse de este abominable hecho, le dijo: “Estoy decidida a apoyarte en todo, juntas sacaremos adelante a tu bebé”.

La adolescente ha aprendido a amar gracias a la actitud de su madre, quien le ha enseñado a querer a su pequeño.

“Cada día las damas voluntarias de este pabellón, llegamos a nuestras casas con una lección nueva de amor”, como la de Ana María a quien el amor recibido de su madre le ha devuelto la esperanza para aprender a amar a su hijo.

“Ahora que me den de alta, empezaré a estudiar. Quiero que más adelante mi hijo se sienta orgulloso de mí ”,  dice la madre adolescente con la esperanza y confianza que le ha devuelto el amor.

 

Vía: Aleteia

 

 

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