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Fue víctima de violaciones en su familia y se refugió en el alcohol por 21 años. Hoy comparte su testimonio a jóvenes y en entrevista a Vive! reveló que Dios y el teatro la ayudan a salir del dolor.

Cuando se habla de Amparo Guillén, es inevitable el recuerdo de ‘Lupita’, papel que esta actriz ecuatoriana protagonizó en la serie ‘Mis adorables entenados’ en los 80’. Desde pequeña se dedicó a cantar, hasta que reconoció que lo suyo era el teatro. “Lo mío fue nato, desde chiquita me ha gustado esto, me dediqué a cantar por algunos años, hasta que un día yo me dije: ‘A mí me gusta actuar’”.

La reconocen como un ‘dinosaurio del teatro’. Inició su carrera profesional a los 23 años en el teatro Candilejas con la obra “Señora Presidenta” y “Las Leandras”. Protagonizó también la primera telenovela que se grabó en Guayaquil “Por amor propio” que fue transmitida por la señal de Ecuavisa.

La vida de Amparo ha tenido los momentos más agradables, pero también los más duros. Fue víctima de dos violaciones en su familia y estuvo inmersa 21 años en el mundo del alcohol. Hoy está rehabilitada y comprometida a compartir su testimonio para evitar que más jóvenes caigan en ese “submundo” -como ella lo llama- del alcohol y las drogas.

Amparo, ¿desde qué momento el alcohol empezó a ser parte de su vida?

Desde los 23 años -por primera vez en mi vida- comencé a beber como todas las personas que dicen: “yo tomo socialmente”. Esa es la mentira más grande que la gente se mete en la cabeza. No hay bebedores sociales. Cuando me gané el puesto para ser Lupita en ‘Mis adorables entenados’, mi vida cambió totalmente. Comenzó el dinero gracias a Dios, empezó una fama que nunca habíamos soñado y como ya venía arrastrando el alcohol, se hizo más frecuente.

¿Nunca pensó que esto podría afectar su carrera de actriz o a su rol como mamá?

«Las adicciones solo tienen tres caminos: cárcel, hospital y cementerio».

Nunca pensé que estaba haciendo algo mal porque como no me pasaba nada, todo estaba bien. Pero, entre más compromisos habían, más bebía. Mientras más dinero había, más bebía. Nunca descuidé a mi hija, hasta que cumplió 9 años y tomé la decisión de mandarla a estudiar a Estados Unidos. Me quedé libre, pero ahora sé que no lo hice por buena mamá, sino porque no quería tener una responsabilidad. Lo hice para zafarme y vivir como me daba la gana. Jamás falté a mi trabajo, siempre fui muy profesional, pero empecé a tener una doble vida.

¿Lo guardó en secreto?, ¿cómo mantuvo su vida de actriz y de “bebedora social” ese tiempo?

Nunca hubo evidencia porque yo sabía a dónde me iba a beber. Primero bebía viernes y sábado. Luego me comenzó a gustar tomar los domingos desde las 10h00 hasta las 23h00. Siempre me cubría de esta culpabilidad bajo el hecho de que no me ‘agomaba’ y era cumplidora de mis deberes. Siempre llegué puntual al canal. Nadie puede decir: “Amparo Guillén faltó” o “se la vio en tal parte” porque yo bebía en Urdesa a las 2h00 y de ahí me iba al Cristo del Consuelo y bebía hasta las 6h00. Regresaba a mi casa, me pegaba un baño, me tomaba un café, me fumaba mi cigarrillo y a trabajar se ha dicho. Estaba segura que esto era normal, hasta que llegó un tiempo que bebía de lunes a lunes así sean unas 20 cervezas, pero bebía.

¿Y esto hasta cuándo fue?

Hasta mis 44 años, 21 años de mi vida bebí.

¿Cómo logró entonces salir del mundo del alcohol?

A sus 26 años cundo participó en la obra "Las Leandras"
A sus 26 años cuando participó en la obra «Las Leandras».

Yo no soy un testimonio de clínica, yo soy un testimonio de Dios. Un domingo me pasó algo que nunca me había pasado: la muerte blanca. Entré en un estado de ansiedad espantoso. Como tenía conocimiento de medicina me compré Sanax. Hasta las 19h00 me había tomado seis y no me hacían nada. Fui a comer por el barrio donde vivía y me topé con un grupo de hermanos cristianos. No me preguntes de dónde salieron, no me preguntes por qué, pero cuando yo me di cuenta ellos estaban arrodillados en la sala de mi casa. Como yo tenía tremendo ‘chuchaqui’ y yo era tirada a muy bacán, la que todo se lo sabía, cuando ellos me preguntaron: “¿usted quiere salir del alcohol?” yo les dije sí, aunque era mentira. Yo solo quería que se me quite ese ‘chuchaqui’, pero Dios me tomó muy en serio y del último cabello de mi cabeza me sacó de ese fango donde estaba. No necesité clínica gracias a mi Dios. Desde ese día no he vuelto a probar gota de alcohol.

Pero, ¿estuvo en algún programa de recuperación luego de eso?

A los 4 meses conocí el programa Alcohólicos Anónimos. Reconozco que soy una alcohólica, la diferencia a años anteriores es que estoy en recuperación. Hoy por hoy limpia y hasta hoy no he bebido por 17 años.

¿Cuáles fueron los momentos más duros que le tocó vivir?

Violación. Eso es lo peor que me ha pasado.

¿Cuántos años tenía cuando sucedió?

Fueron dos veces. Cuando tenía 6 años y otra a mis 14 años. Nunca le presté atención, yo decía que bebía porque me gustaba. Mentira, el dolor siempre quedó adentro.  Por eso, cuando conocí el programa (Alcohólicos Anónimos), reconocí que somos enfermos. Nosotros le pedimos a un ser omnipotente que nos quite esta locura, porque hay que estar loco para agredirse todos los días. Yo me agredía porque tenía resentimiento contra la sociedad, con los hombres que me habían hecho esto. Resentimiento con todo, aunque jamás le hice daño a nadie.

¿Amparo Guillén se considera una guerrera?

Una guerrera sí, pero también soy una mujer que llora mucho, soy un tanto depresiva, soy muy querendona, necesito afecto.

¿Cree que el teatro la ayudó a salir de ese dolor?

Primero Dios, pero el teatro y la televisión fueron los que me sacaron muchísimo de ese dolor inconsciente que yo guardaba y no lo aceptaba. Jamás quise aceptar mi condición de alcohólica por todo lo que me había pasado. Me casé de blanco en una Iglesia, tuve un fiestón y de un momento a otro todo acabó. Pero, cuando acepté que estaba enferma, di el primer paso para mi recuperación y empecé a pedirle a Dios que me saque de esto.

Durante el rodaje de la serie "Mis adorables entenados", hace 30 años
Durante el rodaje de la serie «Mis adorables entenados», hace 30 años

Entonces, ¿usted puede afirmar que una de las razones del inicio de adicciones es por problemas intrafamiliares?

Uno de los problemas más severos por la que el chico(a) llega al alcohol y a las drogas es por la familia. Es verdad que ahora papá y mamá trabajan, pero no se pueden olvidar que tienen hijos. Necesitamos que se entienda que el alcohol y las drogas no están en la clase pobre o en el clase media, también están en las clases más altas de nuestro país. Pero, en esa parte de la sociedad se callan. Error de la familia querer tapar lo insostenible. Cuando tenemos a alguien así en el hogar tiene que hablarse. El alcohol y las drogas solo tienen tres caminos: cárcel, hospital y cementerio.

¿Y cómo el chico puede salir de eso en una sociedad que cada vez se contamina más por las adicciones?

Un internamiento que puede ser voluntario, pero eso no pasa porque está dominado(a) por la droga, nunca va aceptarlo. La familia tiene que llevarlo porque es un acto de amor. Son diferentes etapas, puede tomar 6 meses, puede tomar un año. Pero hay que tomar esa decisión, ese es el acto de amor que la familia tiene que hacer. Yo tengo dolor porque veo cómo están muriendo los chicos con la H (heroína). He tenido pacientes de mucho dinero, de buenos apellidos de Guayaquil y con padres que no se han dado cuenta que su hijo(a) ha estado 8 años hundido(a) en la droga. Sí, Guayaquil está hundido en la droga y lo digo con toda la razón del mundo porque soy terapista vivencial y conozco del tema.

¿Cuándo empezó a compartir su testimonio?

Hace 15 años. Después de dos años que salí del alcohol. Doy mi testimonio para ayudar a las personas a salir de ese submundo donde están porque las cosas que pasan ahí son espantosas.

Hablemos de la televisión. Cuando usted inició, el público disfrutaba de un teatro sano, pero ahora es más picaresco. Desde la perspectiva de actriz, ¿cómo usted ve esto?

“Hoy los reality shows han sacado a gente increíble de la televisión, gente con talento”.

Es verdad, esa época fue maravillosa. Ahí no se necesitaba un buen cuerpo para vender y estar en televisión. Nosotros hacíamos un teatro puro, lo digo con mucha humildad y con tanto orgullo porque nadie ha podido superar el rating que tuvo ‘Mis adorables entenados’. Añoro muchísimo ese tiempo, así como sé que hay un público inmenso que lo extraña. Hoy los reality shows han sacado a gente increíble de la televisión, gente con talento. Por eso, muchos se estrellan en la televisión. No son preparados, no son estudiados y para estar ahí necesitas bases. Nosotros estudiamos, trabajamos con técnicas, pero ahora si tienes grande algunas partes de tu cuerpo, estás hecha. ¡Qué lastima, qué pena! Hay mujeres que sí me les saco el sombrero porque tienen el cuerpazo y tienen la inteligencia.

¿Y qué hay entonces de la tan llamada ‘responsabilidad y ética de los medios’?

Solo les interesa el rating. No se atreven a poner un programa educativo, pero sí hay chisme, morbo y sangre. Ya se ha perdido la ética, no en todos, pero sí en la gran mayoría. Respeto a todos los canales, pero ¿por qué creen que las empresas de televisión pagada funcionan ahora? Porque la gente está cansada de la programación nacional. Si me pones a pesar si la televisión nacional es buena o mala, me inclino por el que es mala, con el respeto que se merecen cada uno de mis compañeros.

¿Qué planes a futuro se vienen en su vida?

Entre los planes está hacer la película de ‘Mis adorables entenados’ y lanzar la serie nuevamente con el elenco original: Héctor, Andrés, Oswaldo, Amparo, Richard, Sandra, todos los que trabajamos hace 30 años. Créeme que el regreso será refrescante para el país al ver un poquito de lo que es el verdadero teatro. Solo estamos esperando el ejecútese y si Dios lo permite yo calculo que en dos meses empieza todo otra vez.

Gracias por su tiempo Amparo y por compartirnos su testimonio. Le deseamos muchísima suerte en estos nuevos proyectos que vienen por delante.

Gracias a ustedes, gracias por esta diferencia que hace Revista Vive, gracias por llamar a esta vieja: vieja de edad y vieja de experiencia. Solo quiero terminar diciéndole a aquellas familias que tienen problemas de alcohol o drogas: Por amor a Dios, acepten el problema, no dejen a un lado a sus hijos, la recuperación existe. ¡Fuerza!

 

Por: María José Tinoco
Editora

 

 

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