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“Las Medias de Carlota” es su primer cuento infantil, y trata sobre la aceptación de nosotros mismos, en lugar de cambiar por agradar a los demás.

 

Quizás coincida con la llegada de su primer hijo, pero en realidad Andrea no es una escritora de cuentos infantiles improvisada.  Lleva años preparándose para esto. Graduada de diseñadora gráfica en la Universidad de Notre Dame, EEUU, trabajó en una empresa chocolatera ecuatoriana creando diseños de empaques para el mercado infantil.  Estuvo en talleres creativos en Nueva York y obtuvo un diplomado en Ilustración Infantil en la Universidad Católica de Santiago de Chile. De regreso con su esposo e hijo a Ecuador, después de 12 años afuera, nos presenta su primer cuento infantil: “Las Medias de Carlota”, textos e ilustraciones de ella, bajo la marca Alfaguara.

¿Qué te animó a escribir el libro?

Siempre he tenido una gran pasión por los cuentos infantiles. No solo por lo artístico de la gráfica, o lo creativo de las historias, sino por el impacto que pueden tener en la vida de un niño.

Desde pequeña tuve inclinación por el arte, me gustaba dibujar y pintar y mi familia siempre me decía que tenía mucha imaginación a la hora de inventar historias y crear fantasías.

Me gratifica el pensar que mis historias y personajes pueden influenciar positivamente a la vida de un niño.

¿Cuál es el tema de fondo? 

El tema principal del cuento es la aceptación de nosotros mismos. Poder tener la suficiente autoestima y valentía para ser auténtico, en lugar de tratar constantemente de agradar a los demás.

Carlota es una niña que usa medias coloridas y no es aceptada por ser diferente. Aprende que la única manera de ser feliz es siendo uno mismo.

También toca otros temas importantes como el autoestima, la solidaridad, la discriminación, el bullying, la tolerancia y el respeto a los demás. 

Los niños y adolescentes se encuentran a menudo en estas situaciones que sacrifican su individualidad para ser iguales al grupo, para ser aceptados, y sentir que pertenecen.  Todavía no tienen la seguridad totalmente afianzada para enfrentar con valor el ser o actuar diferente, o manejar una situación difícil como el bullying.

¿Esa niña de medias “extrañas” ¿podrías ser tú? 

Definitivamente. Yo creo que todos los adultos tenemos o hemos tenido algo de Carlota. Pasamos por momentos en la vida en que uno se cuestiona su valía o su identidad, en los que comprometemos quien somos por ser parte de un grupo, o no tenemos la valentía de descubrir quién somos y seguimos a la mayoría. Nuestro niño interior y nuestras experiencias pasadas nos marcan, y aunque sean superadas, emergen esas mismas inseguridades, aunque seamos adultos.

¿Cómo se puede potenciar positivamente ese sentimiento de no calzar en un sitio?

Analizar si realmente es necesario calzar en “ese” grupo. Tal vez no es el grupo adecuado, o con los mismos intereses o valores que uno tiene. Analizar los gustos y actividades que disfrutamos, y buscar personas afines.

También a un hijo le hablaría de lo importante de ser auténtico, porque cada uno de nosotros es único e irrepetible con un espacio y propósito especial que nadie más puede cumplir. Finalmente le diría que eventualmente descubrirá (al igual que lo hizo Carlota el personaje principal del cuento,) que se valora y estima más a las personas que son auténticas, y que siendo uno mismo es la única manera de ser feliz.

 

Las medias de Carlota

De venta en las librerías Tinta Café, Librería Vida Nueva y Mr Books, por un valor de $7.90

 

Amar la individualidad de los hijos

Los cuentos infantiles son una herramienta muy efectiva para abordar temas que normalmente no conversaríamos con nuestros hijos, permiten el dialogo y conocerlos más.  Es una manera tangible de darles ejemplos de situaciones que pueden presentarse y cómo solucionarlos. Son un aprendizaje que ayuda a desarrollar y fomentar el pensamiento crítico de nuestros niños.

Este cuento nos ayuda como padres a darnos cuenta y aceptar que cada niño es diferente, y nos da la oportunidad de enseñarles a amar su originalidad. Podemos caer en ver a nuestros hijos como una extensión nuestra, o presionarlos para que sobresalgan solo en actividades o áreas que nuestra sociedad o familia premia, en vez de realmente observar sus habilidades y gustos y fomentar y amar su individualidad. 

 

 

Por Sonia María Crespo de Illingworth
Directora

 

 

 

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