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Muestran errores para resaltar problemas sociales que son vistos como algo común y aceptados por la sociedad.

 

Es la nueva telenovela mexicana del Canal de las Estrellas, que por primera vez toca abiertamente temas como la homosexualidad, pero con estereotipos para seguir sembrando antivalores en las familias.

La novela es divertida, bien producida, musicalizada y editada; lo malo es que a través de los personajes exageran y estereotipan diferentes personalidades, ridiculizando estas realidades para que el público tome una actitud de rechazo. Es así como los católicos estamos representados por el personaje de mujer millonaria, esposa y madre, exagerando de manera grotesca su religiosidad con diálogos que mencionan a Dios, Jesús, la Virgen María y algunos santos. Esto constituye una falta de respeto a nuestras creencias.

Eso no se queda ahí, ella no demuestra ser el mejor ejemplo de una madre, pero es buena esposa a ‘sabiendas’ que su marido es promiscuo, y al conocer que su hijo es homosexual lo obliga a casarse para que la sociedad no la juzgue.

Algunos de los antivalores que por primera vez una novela presenta abiertamente y en horario juvenil son:

  • Personajes de mujeres solteras jóvenes y profesionales que -sin importar su estrato social- son abiertamente promiscuas. Presentan como “normal” el tener relaciones con otras personas en noches que odian el matrimonio. Solo buscan divertirse.

     

  • Personajes de hombres, solteros, jóvenes deliberadamente vagos, poco profesionales, interesados en las redes sociales, la tecnología y en buscar a quién se llevan a la cama.

     

  • El plagio profesional. En esa empresa todos se roban las ideas y escalan puestos a punta de argucias anti- profesionales, que nunca son detectadas.

     

  • La homosexualidad, presentada por primera vez de manera real sin amaneramientos, pero estereotipada como hombres “víctimas de la sociedad”. El personaje homosexual debe ocultar su problema para no hacer daño a los que ama, convirtiéndolo en ‘mártir’ para generar empatía y solidaridad en los televidentes.

 

A través de personajes exageran y  estereotipan diferentes personalidades.

Como fan de las telenovelas mexicanas, he notado que, con mayor frecuencia, los argumentos de las telenovelas tocan temas católicos con el objetivo de denigrar, ridiculizar y peor aún desacreditar a quienes profesamos esta religión.

Los sacerdotes, las monjas y hasta los obispos son presentados como personas crueles, déspotas, promiscuos, homosexuales y ladrones.

Ya quedaron atrás esas telenovelas donde la Iglesia católica era presentada como lo que es: un lugar de amor para refugiarse. En lugar de eso, nos muestran errores para resaltar problemas sociales que hoy son vistos como algo común y aceptados por la sociedad: la homosexualidad, la promiscuidad, las familias disfuncionales, etc.

Resulta que ahora hasta en las novelas los católicos somos culpables de todo. Les conviene una televisión sin Dios porque Dios no vende; el mal sí y mucho.

 

 

Por Carla Rossi Flores
Productora de Tv y Cine
Columbia College International
Asociación Mexicana de Cineastas Independientes AMCI

 

 

 

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