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JOSE MANUEL RODRIGUEZ Por Mag. José Manuel Rodríguez Canales
Director Académico del Instituto para el Matrimonio y la Familia – http://roncuaz.blogspot.com/

Ya está, por fin lo dije. No se lo diré en vivo ni en la cara a nadie por prudencia. Pero es lo que sinceramente pienso que por caridad hay que decirle a las personas que no hacen caso a la sensata petición de apagar el dichoso aparatito en Misa. En el cine y en el teatro también porque es un atropello al derecho de silencio que tenemos los demás. Silencio indispensable para gozar del espectáculo por el que hemos pagado. En esos casos, sugiero que le pongan una multa que se reparta entre los asistentes. Un par de dólares debería ser para que nos toque aunque sea algo para la gaseosa.

Pero, como católico me parece una objetiva falta de caridad que suene un celular durante la Misa. En ese caso sugiero que ese pecador se confiese de una falta grave contra el primer mandamiento. Y que Dios lo perdone como nosotros lo perdonamos según el Padre Nuestro. Fuera de bromas, es así.

Porque si la persona va a Misa suponemos que cree en Él y que lo cree como lo dice en el Credo, y que si es así, nadie es más importante que Él; y si nadie es más importante que Él, que le da sentido a nuestras vidas ¿Qué llamada puede ser más importante?

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Es además una falta objetiva de sentido común que merece el calificativo de necedad. Si uno espera una llamada muy importante, pero muy importante (un nacimiento, una muerte, una operación de emergencia de alguien cercano, etc.) pues que lo ponga en vibrador y salga en silencio, si tiene algo que hacer en el caso, o mejor se quede rezando en Misa por el asunto, cosa que desde la lógica de la fe es mucho más rentable.

Por último, es una falta contra la estética ver a una persona buceando en sus bolsillos o en su cartera, poniendo cara de angustia o de orgullo, diciéndose en voz baja cosas como “Caramba ¿Quién será?”, “Huy me olvidé…”, o contestando tapándose la otra oreja y susurrando como un ladrón.

Por eso vuelvo a repetir con palabras bíblicas: ¡Apaga el celular ¡Necio y tardo de corazón para escuchar a Dios! Y como siempre, me incluyo entre los destinatarios y pido sincero perdón por las veces que me olvidé el mío encendido.

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