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Una polémica técnica de manipulación de la línea germinal de óvulos y embriones, que permite engendrar niños con ADN de tres progenitores, fue aprobada el 3 de febrero de 2015 por la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico.  

Se trata de una regulación de la «donación mitocondrial» en el marco de la sección 45(4) de la ley de Fertilización Humana y Embriología vigente en ese país, a propuesta del Secretario de Estado para la Salud y que ahora deberá ser tratada por la Cámara de los Lores. Gran Bretaña sería el primer país del mundo en legalizar esta forma de ingeniería genética.

La técnica supone la fecundación extracorpórea de embriones y presenta dos modalidades: 

Donación mitocondrial en óvulos: por un lado, la modificación genética de óvulos, de tal manera que: 1) se recogen óvulos de la mujer requirente, que tiene material mitcondrial dañado, y de una donante de óvulos que tiene material mitocondrial sano; 2) se remueve el material genético de ambos óvulos; 3) el material genético de la «madre» requirente es insertado en el óvulo de la donante, que luego es fecundado con espermatozoides.

Donación mitocondrial en embriones: el otro método consiste en: 1) Se recogen dos óvulos, uno de la «madre» que tiene mitocondrias dañadas, y  otro de una donante con mitocondrias sanas

2) Ambos óvulos son fecundados con espermatozoides, concibiendo dos embriones

3) Los pronúcleos, con la información genética, son removidos de ambos embriones, pero sólo se conserva el material genético del embrión proveniente de los «padres»

4) el pronúcleo del embrión de los padres, se injerta en el embrión concebido con óvulo de donante y al que se había quitado previamente el núcleo

5) el embrión con su nuevo pronúcleo es transferido al seno de la madre requirente para continuar el embarazo. 

La finalidad: se afirma que la finalidad es conseguir embriones «sanos»en los casos en que la madre tiene material mitocondrial defectuoso en sus óvulos que se transmite a su descendencia y que produce algunas discapacidades y enfermedades. A través de estas técnicas, se procura, por un lado, que el ADN del núcleo provenga de los «requirentes» de la técnica; por el otro, que el ADN mitocondrial provenga de una donante de óvulos sana. Por ello se afirma que se trata de hijos con ADN de tres progenitores.

Objeciones bioéticas: Varias objeciones bioéticas merece la nueva técnica aprobada:

-El panorama es estremecedor porque se pretende legalizar una ingeniería genética que fije las características deseadas de la descendencia. Estamos ante un nuevo paso, como lo es la clonación, la selección de gametos, el diagnóstico preimplantatorio, en una tendencia biotecnológica eugenésica y contraria a la dignidad humana y el bien común.

-Dada la gravedad de esa impronta eugenésica, la noticia aparece vinculada con una finalidad pretendidamente terapéutica, como es la existencia de enfermedades que se transmiten por las mitocondrias a la descendencia. Pero ello no justifica las hondas consecuencias que posee el hecho de «fijar» las características genéticas de la descendencia. 

-En el terreno del derecho de familia, no sólo se altera la identidad personal del niño sometido a esta técnica, sino que se alteran sus relaciones fundamentales de paternidad y maternidad. Está en juego el derecho a la identidad.

-Las técnicas reproductivas han abandonado la lógica de intervenir en casos de infertilidad y se han trasladado al terreno del deseo reproductivo, bajo una lógica de producción. El hijo deja de ser un don y se convierte en un producto, que como tal ha de ser «fabricado» bajo estrictos controles de calidad. Las consecuencias deshumanizantes de esta impronta eugenésica son amplias y preocupantes.

-En el caso de la técnica que involucra embriones, la técnica conlleva matar a un embrión para que su material genético sea injertado en otro embrión, al modo de una «clonación».  El embrión resultante en el caso de donación mitocondrial en embriones, sería en realidad un tercer embrión, distinto al primero y al segundo, un clon con la misma información genética nuclear del primero. A los problemas eugenésicos antes mencionados, se agrega en este caso la inadmisible eliminación de un embrión humano.

-Para lograr este tipo de técnicas, se experimenta usualmente con embriones humanos y se los descarta. Es una de las expresiones más graves de la cultura del descarte que considera a la vida como material biológico disponible.

En otro orden, se trata de técnicas experimentales que pueden tener consecuencias desconocidas. Por aplicación del principio de precaución no correspondería avanzar en este tipo de experimentos. Se afirma que estas técnicas salvarían los problemas de transmisión de enfermedades por las mitocondrias, pero hay muchos científicos que presentan reparos sobre ello, como por ejemplo Maureen L. Condic, profesora asociada de Neurobiología y Anatomía de la Universidad de Utah Facultad de Medicina.

Condic afirma: «Todos los métodos propuestos para “tratar” la enfermedad mitocondrial introducen una disparidad permanente e innatural entre el genoma nuclear y el genoma mitocondrial que será heredado por todas las generaciones posteriores. Esto constituye una experimentación desctructiva, sin ética,  en seres humanos, sin ninguna garantía de resultados, ya sea para el “paciente” (el embrión clonado producido) o cualquiera de los descendientes».

Subsisten, además, los reparos éticos que conciernen a la intermediación técnica en la procreación humana.

La cuestión en Argentina: En el caso de la Argentina, el nuevo Código Civil y Comercial prohíbe estas experimentaciones en el artículo 57 que dispone: «Prácticas prohibidas. Está prohibida toda práctica destinada a producir una alteración genética del embrión que se transmita a su descendencia«.

Esperamos que el Parlamento Británico recapacite y aplique los principios bioéticos de protección de la dignidad humana y de precaución y no avance con una técnica que introduce una lógica productiva en la transmisión de la vida humana. 

Fuente: Centro de Bioética 

 

 

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