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La reforma se debe a que el país está envejeciendo más rápido en lugar de volverse una nación rica.

El gobierno chino ha cambiado el dominio absoluto que ha ejercido sobre la reproducción de sus ciudadanos desde finales de los setenta, pero solo un poco. Bajo la nueva política, las parejas de chinos podrán tener no uno, sino dos niños.

«El régimen ha retrocedido en los límites draconianos a los nacimientos,» dice Steven Mosher, Presidente del Population Research Institute, «no porque repentinamente, los altos funcionarios del partido comunista chino hayan desarrollado una conciencia. Más bien, es porque finalmente se han dado cuenta que la fuerza laboral cada vez más pequeña y un rápido envejecimiento población están paralizando el crecimiento económico futuro». 

Por lo menos en los últimos dos años, la fuerza laboral de China se ha encogido preocupantemente. El año pasado, la fuerza de trabajo potencial cayó en 3,71 millones de personas, un número significativo incluso para las proporciones de China. Al mismo tiempo, la población de personas mayores de 60 años se está incrementando con gran rapidez. Según las proyecciones de ONU, se espera que en el 2050 sean más del doble que las cifras actuales. China se está volviendo vieja más rápido que volverse rica.

«Un gobierno empeñado en controlar la fertilidad de su gente hará lo que sea necesario para producir la cantidad de niños que cree necesario».

Mosher afirma que «Beijing ahora se da cuenta que debe dejar de restringir los partos y más bien empezar a fomentarlos tan pronto como sea posible. Sin embargo, no pueden simplemente abandonar la política en conjunto y admitir que cometió un error como si no hubiera pasado gran cosa. Estarían legitimando el actual régimen en cuestión.»

La política de un sólo niño ha provocado que las tasas de fertilidad caigan dramáticamente en las últimas tres décadas y media. El aborto por sexo-selectivo ha alcanzado proporciones epidémicas en muchas partes del país. La gran preferencia por los hijos varones en la cultura China, especialmente en las zonas rurales ha dado como resultado la muerte de millones de niñas por nacer.

Pérdida total de vidas humanas en China

El Ministerio de Salud de China había estimado en 2013 que 336 millones bebés habían sido abortados por el programa de control de población estatal. Con un estimado de 13 millones de abortos por año en China, casi 1.500 vidas por hora y el número podría ser significativamente más alto hoy. 

El presidente chino Xi Jinping intentó primero relajar la política de un solo hijo en el 2013. Se anunció que las parejas donde el marido y la esposa fueron muy jóvenes se permitiría tener un segundo hijo tras el nacimiento de su primogénito. La respuesta fue decepcionante, pues muy pocas parejas solicitaron el “permiso” para un segundo nacimiento. 

Mosher dice que «ahora las parejas estarán autorizadas a tener un segundo hijo. Pero no hay que esperar que se detendrá en esto. Un gobierno empeñado en controlar la fertilidad de su gente hará lo que sea necesario para producir la cantidad de niños que cree necesario.»

Si los chinos se niegan a concebir y tener al número de niños que el estado exige, la maternidad será obligatoria.

Después de todo, la política de un solo niño es solamente una fase de la más grande campaña de control natal nunca antes vista. Se trata de una campaña digitada desde Pekín para controlar la reproducción de los chinos a través de un plan estatal de la misma manera que controla la producción del número de tanques o el número de centrales eléctricas de carbón que se construyen cada año.

Esto significa que, si los chinos se niegan a concebir y tener al número de niños que el estado exige, la maternidad será obligatoria. Las mujeres serán inseminadas a la fuerza, los exámenes pélvicos regulares se implementarán para controlar sus embarazos y se prohibirán los abortos.

A menos que, y hasta que el régimen comunista no abandone su política de control de nacimientos y se le permita a las parejas a elegir libremente el número y espaciamiento de sus hijos, los abusos continuarán.

 

Vía Population Research Institute

 

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