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Los virus del papiloma humano (VPH o HPV del inglés Human papilomavirus) son un grupo de virus perteneciente a la familia de los Papillomaviridae. Se han identificado alrededor de 200 tipos diferentes de VPH, la mayoría de los cuales no causan ningún síntoma en la mayor parte de la gente.

Aproximadamente hay cuarenta tipos de VPH que se transmiten por contacto sexual e infectan la región anogenital. Algunos tipos de VPH pueden causar verrugas genitales o “condilomas”, mientras otros pueden generar infecciones sin síntomas. De hecho, la mayor parte de la gente infectada por VPH desconoce que lo está. Algunas infecciones desaparecen por sí mismas, pero otras pueden persistir y llegar a producir cáncer de cérvix, de vulva, de vagina y de ano en mujeres, o cáncer de ano y pene en hombres. Los tipos de VPH que tienen mayor probabilidad de producir cáncer se les denomina de “alto riesgo” y generalmente no producen síntomas.

Los VPH de transmisión sexual son muy contagiosos y no es necesario que exista una relación sexual completa para transmitirse. Es suficiente que exista un contacto entre genitales porque no se transmite por el semen sino por contacto entre pieles y mucosas genitales. Por esta razón, los preservativos no son medidas eficaces para evitar la infección porque no es posible cubrir toda la zona genital.

En la actualidad, existen vacunas contra algunos tipos de VPH (de los denominados “alto riesgo”). Estas vacunas se presentan a veces como “la solución” al problema de la transmisión de un virus muy contagioso que puede producir cáncer. Sin embargo, hay que tener en cuenta que:

1) Las vacunas actuales actúan contra dos tipos de VPH de los aproximadamente veinte tipos que pueden producir cáncer.

2) Estos dos tipos de VPH prevenidos por las vacunas son responsables, en España, de no más del 60% de los cánceres de cuello de útero. Esto quiere decir que los otros tipos de VPH que producen cáncer no se evitan con las vacunas. A pesar de estar vacunadas, estas personas pueden infectarse del otro 40% de virus responsables de cáncer.

3) La citología es más eficaz que la vacuna frente al cáncer de útero. (La citología vaginal es un examen sencillo que se realiza a las mujeres y consiste en tomar una pequeña muestra de tejido del cuello del útero para ser analizada en el laboratorio, con el fin de detectar la presencia de células anormales o cancerosas. www.profamilia.com)

4) Estar vacunada no significa que se pueda prescindir de la citología. Al contrario, la vacuna no debe sustituir nunca a la citología por las razones expuestas antes. Por lo tanto, la vacuna dispara los costes sanitarios.

En resumen

1) La vacuna frente al VPH es una medida de reducción del riesgo y no sirve para evitar la infección totalmente.

2) La mejor medida de prevención (la única 100% eficaz) frente al cáncer de cuello de útero es evitar la infección sexual por VPH, o sea, retrasar la edad de inicio de las relaciones sexuales (cuanto antes las empiecen, mayor probabilidad de infectarse) y mantener relaciones sexuales mutuamente monógamas con alguien no infectado.

3) En cualquier caso, las mujeres sexualmente activas deben realizarse citologías estén o no vacunadas.

Dr. Jokin de Irala
Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública

www.joveneshoy.org

 

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