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Entre el ruido de las máquinas de coser, hilos de muchos colores, y cientos de rollos de telas se van confeccionando los sueños de decenas de mujeres que forman parte del programa de desarrollo de capacidades que implementa la empresa ecuatoriana, De Prati en conjunto con Fundación Acción Solidaria, con el objetivo de capacitar a mujeres de sectores vulnerables en técnicas de costura y confección, a través de un programa de estudios especializado.

Desde hace varios años atrás, la empresa ha venido trabajando en asesorías directas de capacitación a sus proveedores, pues evidencian que ellos son aliados estratégicos y parte integral de su cadena de valor. Sin embargo, buscaban hacer más para impactar en la vida de las comunidades vulnerables, a través de un programa educativo vinculado a la mujer, y que ayude a su potenciación como emprendedora.

Así nació el Taller de Mujeres Confeccionistas Emprendedoras, que busca exactamente eso: confeccionar emprendedoras, que puedan iniciar sus propios negocios a través de la costura.

Para lograrlo, en 2014 realizaron una convocatoria, que en menos de 24 horas tuvo más de 100 aplicantes. De ellas seleccionaron inicialmente 30, para el turno de la mañana, y posteriormente otras 30 más para el turno de la tarde y así, en octubre de ese año se inauguró el Taller. En 2016 iniciaron una nueva convocatoria, y este 18 de marzo esperan iniciar un nuevo ciclo, con 60 mujeres en situación de vulnerabilidad de Guayaquil y 30 más, en Quito, durante este año.

Brindan técnicas de capacitación del más alto nivel a mujeres de escasos recursos, con el objetivo de convertirlas en emprendedoras.

Dentro del proceso de formación se han ido estableciendo ‘victorias tempranas’, de tal manera que las alumnas puedan aprender de poco a poco la elaboración de artículos que sean fáciles para vender, como por ejemplo: una cartera, una toalla…”, explica Carolina Raymond, Vicepresidenta de Recursos Humanos de De Prati, y parte del equipo promotor de esta iniciativa, en la empresa. Ella comenta el caso de una alumna del taller que tenía problemas económicos y no podía pagar su renta. Con una inversión de US$ 20 en tela, con la facilidad que le brindaron en la Fundación Acción Solidaria para prestarle una de las máquinas de coser del Taller logró confeccionar 40 bolsos para vender durante el último feriado de carnaval. El resultado fue que pudo pagar los tres meses que adeudaba de renta, y salvar su vivienda.

Y es que el objetivo de la empresa es brindar técnicas de capacitación del más alto nivel a mujeres de escasos recursos, con el objetivo de convertirlas en emprendedoras, o sencillamente, para cumplir el sueño de toda una vida.

Es el caso de Mayra Cedillo, que trabaja en el Taller Narcisa de Jesús, ubicado en la Fundación Acción Solidaria, en un espacio que ha destinado esta organización para confeccionar ropa para De Prati, pues ellos también son sus proveedores. Mayra fue alumna del Taller, y fue contratada posteriormente por la Fundación para ser una de las confeccionistas que proveen a la empresa cerca de 10.000 prendas al mes. “Siempre soñé trabajar en un taller y aprender de costura, siempre me encantó”, dice.

La empresa espera cerrar 2016 con 150 personas capacitadas.Queremos que ellas aprendan el arte de la confección, para que puedan mantener a sus familias, porque las mujeres en situación de vulnerabilidad prefieren tener emprendimientos en sus casas, cerca de sus familias, por su propia realidad y limitaciones ellas no pueden salir a trabajar”, explica Raymond.

Cambiando historias

Rodeado de muchas mujeres, dentro del Taller de confección Narcisa de Jesús que provee ropa a De Prati, está Juan Carlos Sornoza, de 21 años. En su niñez y adolescencia trabajó en los semáforos, haciendo malabares, donde ganaba entre US$ 7 y US$ 10 al día. Llegó hace 11 años a la Fundación Acción Solidaria, que contaba con un Programa Educativo que buscaba rescatar a los niños trabajadores de las calles, y apoyarlos para que terminen sus estudios.

Generan proyectos sostenibles que ayudan a las personas a salir de la pobreza.

Aunque Juan Carlos desertó varias veces del proyecto educativo, hace pocos años logró graduarse de bachillerato con el apoyo de la Fundación, y le ofrecieron trabajo en el Taller de confecciones, donde hoy trabaja cortando tela.

Tengo 1 año y 2 meses trabajando aquí y me siento feliz y contento, porque mi vida ha camnbiado. Con mis ingresos, puedo ayudar a mi familia (…) cuando estaba en la calle, todo me lo gastaba en comida y juegos, en máquinas; ahora estoy pensando en comprar mis cosas (con sus ingresos) y ayudar a mi mamá”, dice.

Él es uno de los 10.000 beneficiarios de los proyectos que tiene la Fundación Acción Solidaria, que cuenta con programas y servicios en áreas como salud, educación, proyección comunitaria y ayuda solidaria. Esta organización genera proyectos sostenibles que ayudan a las personas a salir de la pobreza.

Esta institución mantiene convenios con empresas como Surpapel (Procarsa), o los canillitas que repartes el periódico El Universo, con quienes tienen un programa de Brigadas Médicas móviles, que acuden al sitio donde está el canillita para realizarle chequeos de salud. Así mismo se organizan actividades de integración con sus familias.

 

Por: Pamela Velasco Maldonado

@pamelavelasco_m

 

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