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Evitamos acercarnos a nuestros abuelitos porque no encontramos cosas en común, pero hay muchas cosas que podemos compartir con ellos.

 

La fuerza de la tecnología, la rapidez de las vidas, los distantes caminos y las altísimas ambiciones hacen cada vez más grande la brecha entre abuelos y sus nietos. 

La vida ancestral protegía los saberes de los mas “viejos” de la comunidad como el bien más preciado por jóvenes ávidos de esa intangible, pero certera fuente de poder.  En algunos casos lo que dice el abuelo, lo que repite una y otra vez no es novedad, mucho menos sabio, ni nada que no se pueda encontrar en internet, o al menos eso creen.  En otros casos, el interés y deseo de acercarse a un abuelo o abuela existe sin poder canalizarse por miedo y falta de familiaridad.

 

¿Cómo puedo acercarme a un familiar adulto mayor con el que siento que tengo poco en común y casi nada que ofrecerle?

 

1. Cuéntale una situación de tu vida que te mantenga intranquilo y pídele de manera sincera su consejo.

2. Coméntale tu desconocimiento e interés por un tema que él o ella manejen. Si se trata de experiencias propias pasadas, mejor aun.

3. Anuncia tu visita y pídeles que te preparen, si es posible, esa comida que tanto añoras.

4. Muéstrales tus fotos del celular, aquellas que estén acompañadas de alguna anécdota que puedas compartir con ellos como fotos de un viaje, o practicando un deporte, de tus amigos, en tu trabajo, de tu nueva mascota, etc.

5. Pregúntale qué quisiera consultar en internet, tú con gusto lo ayudarás.

6. Invítalo a un evento cultural, a un paseo por las afueras de la ciudad, o a conocer un nuevo centro comercial, lugares a los que quieres ir, pero necesitas compañía.

7. Coméntales de tu interés por aprender una labor que ellos dominen: bordado, carpintería, pintura, etc. y propón un intercambio de conocimientos con los que tu dispongas.

8. Pídeles que te dicten un poema o canción antigua que sea de tu interés y anótalo con paciencia, es un excelente ejercicio para ellos y una fuente de saber para ti.

9. Lleva de vez en cuando juegos didácticos para adultos: crucigramas, rompecabezas, sudoku, etc. algo que puedan jugar juntos.

10. Pídeles que te ayuden a completar un árbol genealógico y que no omitan esos detalles tan divertidos de sus abuelos, tíos, primos, etc.

 

Antes de irte anótales en un papel con números lo suficientemente grandes tu número celular y ofréceles tu disponibilidad para que llamen cuando quieran y te necesiten. Así como ellos te consentían cuando eras pequeño ahora es tiempo de que tú lo hagas con ellos mientras te nutres de sus historias y enseñanzas.

 

Camila Valdiviezo
Por: Camila Valdivieso
Gerontóloga

 

 

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