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Para que los hijos sean personas afectivamente sanas, es necesario que los padres ejerzan su rol.

 

Los vínculos que se conforman desde antes de la gestación de un ser humano, son los que le permitirán más adelante establecer relaciones afectivas sanas y duraderas con otras personas.  

Este principio es tan cierto, que las personas más estables afectivamente son aquellas que se han sentido más amadas y han tenido relaciones significativas con sus padres.  Estos vínculos de amor se empiezan a formar desde que la pareja tiene el deseo de hacer una familia, de tener un hijo.

Esas relaciones con la madre y el padre, en la medida que sean sólidas, fuertes, firmes, permitirán  al hijo desarrollar una matriz psicológica para crecer de forma íntegra. Esta es la “teoría del vínculo”, sobre la que conversamos con Andrea Saporiti, psicóloga argentina que estuvo en Guayaquil para dictar una diplomatura sobre sexualidad y afectividad, por el Instituto de Matrimonio y Familia (IMF).

 

Rupturas familiares

A pesar de que existan rupturas familiares, como dificultades entre la pareja,  igual estos vínculos permanecen. No dejamos de ser padres ni hijos por el hecho de que la familia se haya roto o separado.  “Tu nombre está puesto por alguien que te dice quién eres, así como un apellido que te dice que perteneces a esta familia y no a otra. En estos tiempos, ya casi me animaría a decirte que a nivel globalizado se busca tanto quebrar los vínculos familiares, porque cuando los quiebras, la persona empieza a desmembrarse y es más fácil de manejar”, asegura la psicóloga Saporiti.

El problema de fondo es que, muchas veces, los adolescentes se encuentran con que sus padres están en crisis.

“Uno siempre quiere volver a ese lugar donde es aceptado por lo que es”, aún en situaciones extremas o patológicas, como familias donde hay maltrato, el niño igual quiere volver donde su mamá, a pesar de la violencia, porque el vínculo permanece. Aún cuando el vínculo no sea sano, es lo que sostiene a la persona.

De ahí la importancia de desarrollar vínculos fuertes con los padres, porque van asociados con la identidad del hijo, el autoestima y la auto valoración que tiene el niño, el adolescente, el joven.

Y uno puede preguntarse qué pasa con los papás que no estuvieron presentes en la infancia de su hijo, ¿acaso se puede formar vínculos sólidos más adelante? “Siempre existe la posibilidad de reparar”, asegura la psicóloga, “primero porque no somos seres condicionados, segundo porque tenemos la libertad para elegir esto y tercero porque nunca es tarde cuando uno tiene la intención de hacerlo. Si el papá –por la razón que fuera- no estuvo presente, siempre hay alguna forma de revincularse. La reparación permite este reconstruir el vínculo”.

Si se diera un divorcio en la familia, lo fundamental es tener claro que esos padres no se van a poder separar jamás; porque se separaron como esposos, pero siguen siendo padres.

Relaciones fugaces: la afectividad hoy

Hoy los adolescentes tienen relaciones fugaces, hay una banalización del enamoramiento y los adultos nos sorprendemos de cómo toman ellos sus relaciones sentimentales.  La única salida es estar junto a ellos, siempre acompañar esos procesos de crecimiento en la afectividad. “Mantener una distancia prudencial, ni demasiado cerca que nos podemos chocar, ni demasiado lejos que los podemos perder, como cuando uno maneja”, comenta Andrea Saporiti.  En la adolescencia es clave acompañarlos, para que puedan despegar; teniendo en cuenta que este es un proceso que se va dando desde la primera infancia.   Cuanto más los padres vayan generando espacios de diálogo y de confianza desde el inicio, mejor puede será el desenlace en la adolescencia. En los casos que esto no se dé, es importante no desesperarse, no entrar en pánico.

Si bien hoy pareciera ser que todo es descartable, no son descartables, ¡son personas!

Un síntoma de la banalización de las relaciones amorosas entre jóvenes es que los chicos pueden “vacilar” (besar o tener sexo sin compromiso) con una chica fácilmente. “En esto creo que el problema reside más en las mujeres que en los varones”, asegura la experta, “hay un cambio en la imagen de la mujer a nivel social y cultural: una mujer que avanza, que provoca, lo que muchas veces termina generando en las chicas -que están en pleno proceso de desarrollo- cierta confusión. Muchas veces no son plenamente conscientes de lo que provocan, por eso es importante el acompañamiento tanto del papá como de la mamá”.

La sicóloga Andrea Saporiti
La sicóloga Andrea Saporiti

Y en este punto, la figura del papá para la hija es muy importante, porque es él quien la irá guiando desde la mirada del hombre. Con esa correcta auto valoración podrá evitar caer en situaciones extremas: “Hay cosas que siguen siendo iguales desde que el hombre es hombre, más allá de que ahora cambia el formato y la presentación, porque paradójicamente hoy parece que todo es más rápido, más fácil, más descartable, cuando uno habla con los chicos –esto lo veo en el consultorio- no es la chica “fácil” la que quieren para formar una familia, para casarse. Entonces, termina siendo una contradicción. Por eso, hay que acompañar, tanto al varón como a la mujer, en el respeto a uno mismo, al otro. Si bien hoy pareciera ser que todo es descartable, no son descartables, ¡son personas! Y que de alguna manera aquello que me afecta a mi, también le afecta al otro”.

 

Metas más altas para los hijos

¿Cómo plantearles metas altas a los hijos, a pesar de que están en un mundo que propone ‘vivir el momento’ y en el ambiente es tan fácil encontrar droga, alcohol, sexo fugaz?  “El ejemplo es la mejor apuesta”, dice rotundamente la psicóloga. “Porque a veces los adultos les decimos muchas cosas, pero los adolescentes nos miran y nos dicen: ¿y vos?”. 

Como padres es importante no perder de vista los propios ideales, mostrarles que, aunque a veces el camino no sea el más fácil o el “más divertido”, vale la pena; porque cuando uno tiene metas altas hay un correlación entre lo que uno plantea y además vive. Esto tiene una fuerza para el adolescente que no se le olvida jamás”.

El problema de fondo es que muchas veces los adolescentes se encuentran con que sus padres están en crisis, bien porque están en ruptura con su cónyuge o bien porque no quieren asumir el rol del adulto. El joven se encuentra entonces con unos padres con quienes no puede confrontar. “Para poder crecer y desarrollarse, el adolescente necesita ir confrontando con alguien, para encontrarse. Ahora, si no encuentra ese otro, sino un par de adultos que están en las mismas, el adolescente dice: esto no vale la pena (madurar), mejor me quedo donde estoy”.

 

¿Cómo lograr vínculos sólidos?
Con varios puntos que son claves:

-Tener claro la demostración del afecto.

-La presencia: hoy todos vivimos a una velocidad y a veces ahí nos perdemos de los momentos esenciales. Lo que no hay que perder de vista es que no solo es importante la cantidad sino la calidad. A veces no podemos estar demasiado tiempo por cuestiones laborales; pero sí estar presente cuando uno está presente, porque esto los niños lo reciben directamente, los chicos son altamente perceptivos. Esto no quiere decir que la cantidad no sea necesaria, pero hoy sucede que uno está sin estar. Hay varios elementos como los celulares, Whatsapp, Facebook que hace que la persona no esté.

-La escucha.

 

Por: Sonia María Crespo de Illingworth
Directora

 

 

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