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Así como existe una preocupación por la salud, jamás debes olvidar a quienes te rodean.

Hace algunos años nacieron los gimnasios de crossfit y se han hecho muy famosos, al punto que no han pasado de moda. Al inicio su target era más para jóvenes y adultos “no tan adultos”, pero ahora los adolescentes también hemos hecho estas rutinas parte de nuestro estilo de vida.

Conozco a un “pana” que se volvió fanático del crossfit. Nunca falta al entrenamiento y se esfuerza mucho para cumplir con cada WOD (rutina de ejercicio diaria). La verdad es que me sorprendí mucho, porque esto no era muy común en él. Nunca fue de los que hacía mucho ejercicio y ahora, ¡se saca el aire todos los días!

Entre todas las cosas que me cuenta mi amigo, algo me llamó mucho la atención y se me grabó en la cabeza. Si él faltaba un día a su entrenamiento, al día siguiente hacía doble rutina para compensar lo que no había hecho el día anterior. Luego me enteré que ésto es muy común entre quienes entrenan crossfit.

¡Me pareció una excelente idea! Si ayer no fuiste –por la razón que sea– hoy debes ser más exigente contigo mismo para recuperar lo perdido y mantener el mismo nivel. Luego pensé, ¿por qué no somos así en otras cosas? Nos exigimos en el ejercicio porque queremos vernos bien, estar en forma o por salud, pero ¿qué hacemos para que nuestro espíritu esté bien, en forma y saludable?

Doy varios ejemplos. Cuando ofendes a un amigo –más allá de pedirle disculpas– ¿buscas la forma de compensar tu error? Cuando te peleas con tu familia –y sabes que fue culpa tuya– ¿te tragas tu orgullo y buscas la forma de enmendar el error? Si ayer no estudiaste –no importa el motivo– ¿por qué no estudiar mañana el doble para compensar lo perdido y asegurar una buena nota?

Cuando “ofendemos” a nuestro cuerpo somos muy exigentes. Pero cuando ofendemos a nuestros amigos, familiares, compañeros, enamorado(a), incluso a nuestros propios valores, ¿qué sucede? ¿Acaso no valen ellos mucho más? ¿No es hora de buscar cómo reparar el daño? Seguramente contestamos que sí, pero ¿lo ponemos en práctica?

Está muy bien meterle muchas ganas al ejercicio solo ten cuidado que esto no sobrepase las demás cosas. Sobre todo a personas en tu vida.

Y ya que estamos en eso… Tampoco puedes dejar de lado una responsabilidad, dejar de entregar un trabajo o incumplir con un compromiso “porque tienes que ir al crossfit”. Si no, ¿cómo vas a mejorar en lo demás? Quizá entonces ya estás perdiendo las prioridades y estas rutinas se han convertido en un verdadero vicio.

No tengo nada contra el crossfit. Yo también hago estas rutinas y me gustan mucho, pero si el  vicio por el ejercicio (o cualquier otro deporte o hobby) te llena de ansiedad y estás desesperado por ir… ¡entonces ya no eres tú quien tiene el control! ¿Qué hacer? Tú lo sabes.

Así como existe una preocupación –necesaria e importante– por la salud, jamás debes olvidar a quienes te rodean y las responsabilidades que debes cumplir. ¡Hay mucho más por ganar y ejercitar! A la larga ¿qué tiene más valor?

Por: Revista Echando Redes

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