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¿Cómo se pueden prevenir enfermedades degenerativas durante la tercera edad?

Es muy común que después de los 65 años las personas seamos más propensos a sufrir enfermedades degenerativas. Pero, ¿de qué depende que estas se desarrollen o no? A diario, vemos cómo diferentes circunstancias hacen que nuestras emociones se vean afectadas, impactando en nuestro cuerpo tanto a nivel mental como físico. Para nadie es un secreto que tener una buena autoestima y estar feliz puede prevenir ciertas enfermedades, además de fortalecer nuestro sistema inmunológico. Por lo que esto nos ayudará a cuidarnos y estar más pendientes de nosotros mismos.

¿Cómo iniciar una prevención temprana?

  • Vivir en el presente. Aunque suene muy lógico, el estrés hace que las personas se preocupen más por el pasado y por el futuro, olvidándose de centrarse en el hoy. Sabemos que después de los 65 años, la actividad laboral disminuye, sin embargo, esto no quiere decir que se deja de ser activos. Hay que aprovechar que en la tercera edad hay más tiempo para realizar actividades que cuando se trabajaba una jornada completa laboral no podíamos hacer.
  • Administrar adecuadamente las emociones. No permitir que un evento aislado lo desestabilice totalmente. Detengámonos a pensar en qué es lo que nos está molestando, para así enfrentarlo.
  • Respirar profundo. Darse el tiempo para ayudar a oxigenar el cerebro, a relajarse y tomar mejores decisiones en esos momentos de presión en los que parece que uno va a explotar. Siempre es bueno hacer el ejercicio de no decidir nada “en caliente”.
  • Realizar ejercicios de tensión y distensión. Mover cada parte del cuerpo y acompañarlo de una respiración pausada, esto producirá un estado de calma. También caminar a un ritmo que acelere los latidos cardíacos, ayuda a reducir el estrés y eliminar toxinas. En la tercera edad, mantener la actividad física es de suma importancia. Además, actividades como leer, escribir o juegos de mesa son un ejercicio para la mente y generan un considerable beneficio al momento de la prevención.
  • No dejarnos invadir por lo negativo. Algunas veces no sabemos por qué nos sentimos incómodos. Es importante continuar realizando actividades que impliquen interactuar con otras personas, esto ayuda a que los pensamientos se encaminen por el lado correcto. Compartir con los nietos y amigos incrementa el bienestar emocional y hace que las personas de la tercera edad se sientan bien en el círculo que se desarrollan.

¿Cómo nos afectan los pensamientos negativos?

Te has detenido a pensar que tus pensamientos actúan y afectan tú química cerebral produciendo diferentes sensaciones y conductas. Por esto hay que identificarlos, es decir, ser conscientes de estos “malos pensamientos”. Observa qué sensaciones se producen en tu cuerpo, por ejemplo, si incrementan tus latidos, hay sudoración, fatiga, etc. Ahora haz lo mismo con un pensamiento agradable. ¿Qué sucede? Hay una sonrisa, distensión, alegría etc. De esta forma podemos hacer evidente que nuestros pensamientos generan un impacto –negativo o positivo–, en nuestra conducta. Esta está ligada a la manera en cómo percibimos el mundo, de ahí la importancia de que los pensamientos estén inclinados a beneficiarnos y no al contrario.

Tener una mente sana ayuda a que las personas se sientan mejor al interactuar con los demás, así como a disfrutar de los momentos. Socializar es una base importante para afianzar la seguridad, el autoestima y crear redes de apoyo. Para ello debemos aprender a canalizar nuestros pensamientos y reducir el estrés. Esto nos ayudará a mejorar nuestra calidad de vida, disminuyendo el riesgo de algunas enfermedades degenerativas que están correlacionadas con los estados emocionales.

 

Por: Carol Obando

Psic. Cognitivo Conductual

Trainer & Coach experta en PNL

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