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Los incrédulos dudan de sus resultados, pero su edad no impide que estén más activos que nunca.

 

Si los niños memorizan lo que sus programas infantiles presentan, los adolescentes tienen a sus ídolos juveniles y nosotros los adultos admiramos a celebridades o líderes de opinión, ¿por qué los adultos mayores no pueden tener ejemplos reales de ‘ancianos’, que pueden dar cátedra por su vitalidad, compromiso con el deporte y reinvención, a través de la actividad física?

“No prestes atención a la edad que tengas, concéntrate en la edad que te sientas”.

Con el peligro de que este artículo parezca idílico, irreal y poco práctico me aventuro a presentarles dos ejemplos de adultos mayores que no solo mantienen un nivel óptimo de actividad física, sino que también inician ese camino de salud a través del ejercicio después de los 65.

Tercera edad- charles Eugster
Charles Eugster entrena de 3 a 4 veces por semana durante 2 horas.

CHARLES EUGSTER: cambiar el auto viejo por cero kilómetros

Algo tan típico como impresionar a jovencitas en la playa puede ser motivación aún a los 95 años. Así es como hace 10 años inició su entrenamiento Charles Eugster, quien durante una ponencia acerca de la actividad física en la tercera edad, dijo que lo que lo motivó fue “la idea que las jovencitas de 70 años se den vuelta para mirarme en la playa”.

Charles se vio a sus 87 con sobrepeso, sedentario y con alto riesgo de sufrir una enfermedad incapacitante. Contrató a un entrenador personal e inicio su rutina de ejercicios que mantiene hasta la fecha: De 3 a 4 veces por semana durante 2 horas.

En un campeonato reciente consiguió hacer 50 flexiones de pecho, 48 abdominales y 51 ejercicios de tríceps en 45 segundos cada serie. Tener su edad tiene su pequeña ventaja en las competencias, pasados los 90 se puede hacer las flexiones de pecho con rodillas en el piso. Él asegura que iniciar una actividad física después de ser sedentario tanto tiempo uno se va sintiendo como que “cambió el auto viejo por uno cero kilómetros”.

 

Tercera edad- Miyaki
Miyazaki inició sus torneos de atletismo a los 90 años

Miyazaki Hidekichi: “Golden Bolt”

En Japón lo conocen como Golden Bolt, en referencia al atleta jamaicano Usain Bolt. A sus 105 años rompió el récord Guinness de velocidad para un corredor de su edad. Logró cruzar los 100 metros planos en 42.22 segundos, en la ciudad de Kyoto.

Sus inicios en torneos de atletismo Masters, fueron a los 90 años. Dos años más tarde, empezó a entrenar para competir en el lanzamiento de peso de 3 kilos, y al cumplir los 100, en el 2010, corrió los 100 metros en 29,83 segundos. Su marca sigue siendo la mejor del mundo en la categoría masculina de 100 a 104 años.

En la prueba de lanzamiento de peso, Miyazaki lanzó la bola a 3,83 metros a los 100 años y superó el muro de los 4 metros con una marca de 4,02 a los 101.

Entrar al mundo de los Masters en el ocaso de su vida no fue precisamente un camino fácil. Además de sufrir numerosos accidentes y lesiones, también estuvo gravemente enfermo. En 2007 permaneció casi tres meses hospitalizado por una fractura en la pierna izquierda, pero el empeño durante la rehabilitación le permitió volver a las pistas para hacer honor a su lema de vida: “Lo importante es seguir adelante”.

No todos podemos aspirar a ser Charles e iniciar una rutina que involucra incluso levantamiento de peso a los 80 y pico; ni tampoco Miyazaki, pero sí podemos empezar por usar menos el carro, caminar a la Misa, nadar en una piscina cercana, levantar poco peso, etc.

Sin irme tan lejos, mi papá de 74 años inició hace pocos meses una rutina de ejercicio diario. Aunque toda la vida ha sido deportista aficionado ahora su meta es más ambiciosa, participar en mayo en una competencia de fisicoculturismo. Tal como Charles se ejercita cuatro a cinco días por semana durante dos o tres horas diarias. Los incrédulos dudan de sus resultados, pero yo que conozco su fuerza de voluntad, determinación y amor al deporte y más aún el caso de Charles Eugster -quien le lleva casi 20 años- tengo plena confianza en su desempeño. Ese día estaremos todos sus amigos y familia -incluso uno que otro conocido con curiosidad- haciendo barra y gritando su nombre durante la competencia.

 

Por Camila Valdivieso
Gerontóloga

 

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