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En lo poco que he leído sobre la trama y los temas en el libro, algunas grandes mentiras comenzaron a saltar a mi vista. En un esfuerzo por desvelar estas mentiras que seguimos creyendo como “cultura”, decidí escribir este artículo.

1. Amar no es usar

En los últimos diez años, parece que hay una tendencia en rápido crecimiento, en nuestra cultura hiper-sexualizada, de presentar el sexo violento, agresivo y abusivo como algo deseable, atractivo o “sexy”. En mi opinión, esto tiene todo que ver con la industria de la pornografía y cómo el sexo se retrata en esa industria como “uso mutuo”, “dominación” y “cosificación”.

Por lo que sé, las escenas retratadas en el libro implican actos sexuales muy violentos, agresivos y abusivos. El punto de todo esto es retratar al sexo como algo para buscar el placer usando al otro sin importar los medios necesarios para lograrlo, incluso si esto causa dolor a la otra persona.

Ninguna persona quiere ser maltratada o dañada por otra. Ninguna niña pequeña sueña con el día en el que su esposo le vende los ojos, la encadene a una cama y la azote. Eso no es un deseo natural. Sin embargo, parece que nuestra cultura está retratando esa escena como una norma cada vez más y más como una conducta normal o una norma incluso y que el amor es uso. La verdad es que el amor real, auténtico y verdadero es querer el bien del otro.

2. Los hombres están llamados a proteger la dignidad de una mujer, no a someterla

La protagonista del libro es una chica virgen de veintiún años que está interesada en Christian Grey. La meta que él tiene para ella como su “amante” es manipularla y quitarle su pureza. Como una mujer joven “inexperta”, él toma su inocencia como un desafío, el reto es obtener algo de ella. La verdadera y auténtica masculinidad es proteger la dignidad de la mujer a cualquier costo.Un hombre de verdad ve la pureza de la mujer como un don, un tesoro para ser apreciado. No es un trofeo para ganar o algo para arrebatar. Nuestra cultura está hambrienta de hombres que sean reales y auténticos y de mujeres que reconozcan su valor y no se crean las mentiras con las que las alimentan.

3. Las relaciones no deben ser sobre control y poder

Los hombres y las mujeres somos diferentes, pero las diferencias entre nosotros son buenas, necesarias y sagradas (sí, ¡sagradas!). Es en nuestras diferencias en las que la unión, el amor y la vida son posibles. Competimos y dominamos por miedo. Pero, cuando vemos nuestras diferencias como algo que se valora, no hay un deseo de poder y control del uno sobre el otro, sino más bien una ocasión para superarse el uno al otro en la generosidad. Y eso es sumamente liberador y trae alegría a ambos.

4. La manipulación no es romance

Probablemente todas hemos experimentado alguna versión de esto: un hombre muestra interés en ti, ya sea dándote atención, comprándote regalos, saliendo contigo para conocerte más, naturalmente te hace sentir especial y deseable. Hay una pregunta que te ayudará a saber si se trata de romance o de manipulación:

¿Está haciendo estas cosas para conseguir algo para sí mismo? ¿O las está haciendo para no obtener nada a cambio, simplemente porque sabes que te lo mereces?

¡Es tan fácil caer en la mentira de la manipulación porque se están cumpliendo los deseos más profundos de nuestro corazón de mujer (o al menos creemos eso), deseos de sentirnos bellas, deseables y de recibir amor! ¡Al mismo tiempo es tan fácil pasar por alto los motivos egoístas que podrían estar impulsando esos gestos y ese cortejo!

Hay una cita que dice “el propósito de la caballerosidad es recordar a los hombres, a las mujeres y a la sociedad cuán especiales e importantes son para el mundo”. Los hombres abriendo las puertas, hablando respetuosamente sobre las mujeres, pagando la cena, etc. no es porque ellas no lo puedan hacer por sí mismas, o para que los hombres consigan algo a cambio, sino para que las mujeres sepan que merecen ser respetadas, cuidadas y tratadas de ese modo.

El hombre de ese libro es rico y usa su riqueza, poder y prestigio para captar la atención de la chica. Y, como pueden adivinar, lo consigue. Pero si nos fijamos en el panorama general y cómo él la trata, se puede notar que él es egoísta, abusivo, controlador y dominante, todo lo contrario de lo que el amor es: desinteresado, tierno y liberador.

 

Por Margaret – The Chastity Project

 

Vía La Opción V

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