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Creemos que no es del todo preciso. El peor de los pecados para nosotros es haber pasado por la vida sin disfrutar del alma de nuestros hijos, tan solo preocupados por su formación y su futuro.

Saborear sus pequeños pasos, celebrarlos y compartirlos con ellos es la mitad de la felicidad¿La otra mitad? Vivir con la satisfacción de no habernos perdido nada de sus vidas.

No es suficiente con amar sus vidas. También hay que saber disfrutarlas. El peor de los pecados es haber pasado por la vida sin disfrutar del alma de nuestros hijos.

 

Vía Solohijos.com

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