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Con argumentos de hace más de 40 años de supuestas autonomías ya superado por la ciencia, siguen siendo utilizadas para promover el aborto en el Perú.

En 1973 la Corte Suprema de Estados Unidos aprobó el aborto con la sentencia conocida como Roe vs Wade. Esta decisión se tomó en base al caso emblemático de un embarazo producto de una violación sexual, para forzar su aprobación en todos los estados, privilegiando el derecho a decidir de la mujer sobre su propio cuerpo, por encima del derecho a la vida del niño por nacer.

Años después Norma Mc Corvey, que utilizara el sobrenombre de “Jane Roe” en ese juicio, admitió que jamás fue violada y que todo fue parte una falsa historia para legalizar el aborto. No obstante, el resultado fue que actualmente en Estados Unidos el aborto es legal y allí se aloja a la principal industria de abortos en el mundo.

“Jane Roe” en ese juicio, admitió que jamás fue violada y que todo fue parte una falsa historia para legalizar el aborto. 

42 años después la historia se quiere repetir en el Perú. Bajo la misma premisa de la autonomía de la mujer sobre su cuerpo, grupos promotores del aborto como PROMSEX y Manuela Ramos, financiados por organizaciones trasnacionales americanas del aborto han montado la costosa campaña “Déjala Decidir”. Recogieron firmas para despenalizar el aborto en casos de violación pagando a quienes sacaban firmas de transeúntes, según testimonio de uno de esos recolectores de firmas. 

En todos estos países se ha utilizado el mismo discurso y las mismas tácticas. El el discurso es el mismo país a país. Donde se quiere aprobarlo se dice que la tasa de abortos clandestinos es la más alta de toda Sudamérica, que la tasa de violencia sexual es una de las más altas del mundo y los casos de embarazos producto de una violación son los más altos de la región. Y por si fuera poco se usan las mismas tácticas: la manipulación de cifras, acceso al aborto por violación sin denuncia al agresor, utilizar casos de niñas abusadas para su campaña de sensibilización.

De aprobarse dicha medida, beneficiaría al agresor que podría llevar a abortar a su víctima y perpetuar la violencia.

Con todos estos elementos el discurso principal se ha centrado en justificar que con tal iniciativa se busca combatir el drama de la violación.

Pero la verdad es que así se aprobara dicha medida, esta no disminuiría los casos reales de violencia sexual, porque no guardan una relación directa. Por el contrario muchas veces el embarazo visibiliza la agresión, más cuando se trata de menores de edad. De aprobarse dicha medida, beneficiaría al agresor que podría llevar a abortar a su víctima y perpetuar la violencia.

Otros de los argumentos más comunes ha sido usar la edad de la víctima (10 – 12 años) para armar una campaña de sensibilización. Aunque en Perú no se ha utilizado casos como el de Recife, en Brasil o el de Rosita, en Nicaragua; han buscado personalizar casos de embrazo en niñas para exigir su aprobación.

Una manipulación con mentiras y medias verdades, con argumentos de hace más de 40 años de supuestas autonomías ya superado por la ciencia, siguen siendo utilizadas para promover el aborto en el Perú.

Perú, un país que defiende la Vida

En marzo pasado, conmemorando el día del Niño por nacer, estipulado por ley, celebramos la Marcha por la Vida, siendo la marcha más multitudinaria de toda América Latina, contando con la participación de más de medio millón de personas, en su mayoría jóvenes.

La Constitución Peruana, el Código Civil, El Código del Niño y del adolescente y distintas leyes aprobadas por el congreso, sin mencionar los acuerdos internacionales vinculantes, reafirman que la Vida empieza desde la concepción y que el concebido es sujeto de derecho en todo lo que le favorece.

 

 Por Sergio Burga

Vía Population Research Institute

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