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La verdadera y auténtica educación es aquella que se ha impartido en el seno del hogar y en donde los padres saben exactamente qué es lo que quieren que sus hijos aprendan y cultiven para su vida futura. No podemos pensar que ha de ser la institución la encargada de enseñar aquello que como padres de familia estamos llamados a hacer.

Te presentamos algunos “tips” para que ayudes a tus pequeños en el proceso de madurez humana, emocional y psicológica.

· La educación no debe apuntar sólo a lo intelectual de los chicos. Es imprescindible educar la afectividad. Aprender a escuchar un “no” por parte de sus padres.

· Para educarlo debes renunciar a tu enojo. A mayor grito menor te escuchan.

· Gánate la confianza de tu hijo. Si te ha contado un secreto, debe guardarlo con respeto como si fuera de confesión.

· Debes estar atento a todo aquello que necesite esclarecimiento, escucha, desahogo de parte tuya.

· Aprende a escuchar para entender y no simplemente para responder. Los hijos quieren hablar no sólo porque quieren respuestas sino para compartir sus experiencias y situaciones nuevas para ellos.

· La confesionalidad religiosa debe ser reforzada por la institución, pero arraigada en el hogar. Los hijos suelen tener la espiritualidad propia de los padres. Padres fríos religiosamente acompañan hijos indiferentes a Dios.

· El amor, el respeto, la honestidad, la verdad, la lealtad y la fidelidad no son cosas que el colegio esté llamado a inculcar de modo primario. Todo esto se aprende en casa.

· Eduque positivamente, enseñe lo que debe hacerse en vez de estar diciendo permanentemente qué no debe hacerse. Educar con prohibiciones no es lo más acertado. Lo prohibido siempre causa curiosidad.

· No diga que haga, hágalo con él. No lo mande a que rece antes de acostarse, ore con él.

· Recuerda que el primer modelo de aprendizaje para la vida lo tiene en usted. Él seguirá sus pasos.

Vía Aleteia

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