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Generosa respuesta de un empresario italiano, preocupado porque a nadie le importa el descenso de la natalidad.

Una empresa en el noroeste de Italia ha decidido otorgar una paga de 1.500 euros a quien decida tener un hijo. Esto sucede en Brazzale, empresa de Roberto Brazzale, de 54 años quien tiene tres hijos. Él es el administrador de la empresa más antigua de lácteos del país. En Zanè, en el Vicentino, su familia produce y comercializa con quesos desde 1784.

e“Estamos en riesgo de extinción”

Desde este año ha ideado una iniciativa única en su género, “me ha impactado que las impresionantes cifras del descenso de la natalidad no mueven ni al Estado, ni a los privados”, dice Roberto. Además, que millones de trabajadores también en Occidente ganan lo suficiente para sí mismos, pero no para realizar proyectos familiares. Una sociedad así se extingue. “El retraso de nuestro parlamento en regular el derecho de morir con dignidad es un escándalo. Pero es más inaceptable aún la ausencia de un apoyo real a la vida”.

Las cifras

Las cifras a las que hace referencia Brazzale son elocuentes. Entre el 2008 y el 2015 los nacimientos se precipitaron del 20%, una quinta parte de niños menos. De cada mil habitantes los recién nacidos ahora son 7,9, respecto a los 10,1 de hace ocho años y a los 10 de la media de la Unión Europea.

El primer cheque 

Es así que Brazzale decidió realizar un gesto simbólico pero importantísimo: dar un cheque con una mensualidad más a los colaboradores que se tomen “la responsabilidad de procrear”.

Bonos a madres y padres

Este salario mensual también se pagará a los padres o a quien adopte un niño. Para esto hay un único requisito: trabajar al menos desde hace dos años y asegurar la colaboración por dos años sucesivos a ese acontecimiento feliz. “Nos damos cuenta – dice Brazzale – que 1.500 euros más no bastan para inducir a una pareja a tener un hijo. El mensaje cultural prevalece sobre el material y es la confianza en el futuro. Queremos que los jóvenes que invierten en la vida se sientan a gusto y que no tengan que preocuparse del trabajo”.

Brazzale recuerda que cuando era niño veía alrededor mamás y carritos. Hoy solo ve cuidadores de ancianos y sillas de ruedas. “Para los jóvenes, pensar en un hijo es un problema enorme. Y aún no hemos dado un peso adecuado a lo que es una tragedia trascendental”.

Vía: Aleteia.org

 

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