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No luches con tus hijos y ayúdalos al momento de comer.

Muchos padres se encuentran con que tienen una lucha constante para que sus hijos coman alimentos saludables. Ya sea porque no quieren probar nuevos alimentos, no les gustan las texturas o solo quieren consumir un tipo de alimento, lo que puede desencadenar comportamientos inadecuados por parte de los padres como ira, frustración e incluso castigos. Para esto la USDA, recomienda ciertas frases y comportamientos que pueden ayudar a que tus hijos consuman más alimentos y otras con las que hay que tener cuidado porque pueden perjudicar su alimentación:

En lugar de:

“Si no comes esto, mamá se va a poner brava” o “Come este bocado por papá, por el tío, etc”

Estas frases hacen que tu hijo piense que si consume alimentos va a tener amor y aceptación. Al utilizar la alimentación bajo este mecanismo puede tener efectos negativos a largo plazo, donde recurran a la alimentación excesiva o dejar de comer por emociones más que por necesidad.

“Nadie se levanta de la mesa hasta acabar toda la comida”

Este tipo de frases ignoran la sensación de saciedad de los niños, promoviendo una sobre ingesta de alimentos. Ellos conocen cuando están llenos, por lo que no se los debe obligar si no lo desean.

 

Puedes utilizar:

“Mira, esta es una pera. La pera es dulce como un durazno”

Explicar a tus hijos que comida están consumiendo es vital para que tengan ganas de probar nuevos alimentos. Si no lo entienden, no van a querer probarlo. Así mismo el hacer comparaciones con otros alimentos les ayudará a entender que puede haber otras cosas que les agraden.

“¿Tu barriguita te está diciendo que estás lleno?”

Hacer que tus niños se den cuenta cuando estén o no llenos es vital para regular su apetito en edades adultas. Si luego de la   hora de comida tiene hambre ofrécele la misma comida o snacks saludables.

 

¿Y los niños “mañosos”?

Si ves que a tus niños no les agrada un alimento trata de mezclarlo con otros o cocciones que disfruten para que se acostumbren a su sabor. Por ejemplo, si no les gusta el brócoli puedes empanizarlo para que adquiera el sabor del pan o mezclarlo con fideo para que su sabor no sea tan fuerte.

Se pueden introducir ciertos alimentos poco a poco. En un comienzo solo colocarlos en la mesa, para que se familiaricen con ellos, que vean que todos los comen y así tal vez les de ganas de probarlos. Es importante recalcar que la familiarización viene con el ejemplo, deben ver que sus padres los consumen, porque ellos aprenden con el ejemplo.

Convierte los no en un sí

Utiliza los alimentos para crear platos divertidos y atractivos para tus hijos y permite que jueguen con ellos. Se ha visto que los niños que juegan con los alimentos tienden a probar diferentes y más comidas. Puedes hacer que el momento de la comida sea como un juego donde tus hijos formen figuras e incluso armen el plato en forma de personajes o animaciones conocidos.

No te desesperes, si tu hijo no quiere comer, no lo presiones. Este sentimiento de estrés puede ocasionar que él rechace los alimentos. No utilices la comida como recompensa o castigo, sino enséñales que es una necesidad.

Evita las rabietas

Acostumbra a tus hijos a comer en la mesa, que no coman realizando otras actividades (viendo televisión o jugando). Comer juntos en la mesa desarrolla hábitos saludables y promueve una mejor nutrición; además de ser una excelente oportunidad para compartir en familia.

También pueden participar en la cocina. Varios estudios indican que los niños que están en la cocina tienden a consumir más alimentos, específicamente vegetales. Se los puede involucrar en tareas como mezclar, batir, limpiar, manejar tiempos, entre otras. Además se ha demostrado que al cocinar junto sus padres se generan emociones positivas, una mejor relación con ellos, pasan más tiempo en la mesa y también se sienten orgullosos de su trabajo.

 

Por: Cristina Ontaneda

Nutricionista de NESTLÉ

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