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¿Te has puesto a pensar en lo que una persona hace para “encajar” en un grupo? Muchas veces no te sientes a gusto con esas cosas, porque estás dejando de ser tú mismo. Empiezas a orientar tus esfuerzos en lo que los otros te piden. ¡A veces incluso lo queremos justificar! Nos hacemos esclavos por querer agradar a todo el mundo... Queremos quedar bien con todos, y al comienzo esto no parece estar mal.

Todos tenemos personalidades distintas y eso nos hace únicos en este mundo. Pretender comportarse igual que los demás, es una renuncia a quien tú eres. Esto se nota cuando tratamos ser parte de un grupo y para “ser normal y no desentonar” decidimos cambiar nuestra forma de ser, la forma de vestir, el trato con los demás… sin darte cuenta, te terminas haciendo esclavo del pensamiento de los demás y destruyes tus propios pensamientos.

De repente te empiezas a comportar igual que ese “amigo” que le hace bromas de doble sentido a todos. O pasas a ser esa chica que se viste igual que todas sus “amigas” aunque en el fondo no le guste esa forma de vestirse. O aquel que piensa que por estar “en una moda” tiene que cambiar su forma de ser y de repente trata mal a todos, se cree “rebelde” y en realidad no es más que un patán.

Ser auténtico significa luchar por ser uno mismo, por hacer respetar tus creencias y tus principios además de ser alguien que se acepta con sus cualidades y defectos. 

¿Por qué no puedes expresar tu entusiasmo por lo que te gusta sin tener que imitar a un grupo? Seguramente me dirás que eso no pega, que no va con el resto. O quizás te da miedo ser tú mismo y que el resto te vea mal o te margine por no ser igual a ellos. ¡En ese momento y sin darte cuenta, ya eres un esclavo de los demás! Has perdido tu autenticidad.

Ser auténtico significa luchar por ser uno mismo, por hacer respetar tus creencias y tus principios además de ser alguien que se acepta con sus cualidades y defectos. La persona auténtica es alguien transparente que se muestra como es en cualquier situación o lugar, sea en su casa, el colegio, fiestas, con sus amigos o amigas. La persona libre es también auténtica.

Pero, ¡cuidado! Ser libre no significa hacer todo lo que me de la gana. Ser libre no significa llegar más tarde a tu casa de cualquier fiesta. O que puedes pegarte cualquier farra sin control y que por eso puedes “hacerte trapo”. O que porque “ya eres grande” puedes dejar de cumplir tus responsabilidades como estudiar, los deberes, ayudar en la casa, etc… y así podría darte muchos ejemplos más.

Si decides dejar de ser esclavo de lo que dicen los demás serás muy feliz y descubrirás que tu conciencia está tranquila, que vas a poder decidir mejor sobre tus problemas y podrás encontrar buenos consejos porque te rodearás de gente buena que te valore ¡porque tú mismo te valoras! En realidad, ese es el primer paso.

No dejes que pase más tiempo, decídete por ser tú mismo. Tal como eres, eres una persona valiosa, ¡querida por alguien que te pensó antes de que existan tus padres! Anímate a ser diferente, a luchar contracorriente, ¡ya es hora que despiertes!

 

Revista Echando Redes

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