Compartir:

El grupo Pastoral Carcelario ofrece ayuda espiritual y social a los reclusos en la Penitenciaría del Litoral.

Diez voluntarios que colaboran con el misionero comboniano Abel Dimanche, atienden cada viernes las necesidades de los reclusos y comparten la Palabra de Dios en el Centro de Privación de Libertad de Personas Adultas en conflicto con la ley Guayaquil N1 (PACL).

El hermano Abel Dimanche, coordinador del Centro Cultural Afroecuatoriano en Guayaquil, es parte del grupo Pastoral Carcelaria Arquidiocesana,“que ayuda a nuestros hermanos que están en la cárcel a vivir de la mejor manera esa etapa”, asegura.
Cada año, este grupo pastoral ejecuta un nuevo proyecto, este año el tema es “Fortalecer la Justicia y la Paz para la construcción de un hombre nuevo” y tiene la finalidad de que los reclusos tengan un encuentro con Dios, además de facilitar su vivencia en la cárcel. Orfilia Torres, es la coordinadora del grupo pastoral y afirma que “vamos a la cárcel para que vean que Dios se preocupa por ellos y nos envía a nosotros a llevar la Palabra”. Charlas, trabajos en grupo, terapia, foros, cine y mucha conversación son parte de sus actividades. Además, los ayudan a comunicarse con sus familiares, a adquirir medicamentos y a recibir atención médica o jurídica. También motivan a los reclusos que tienen más recursos económicos a ayudar a los que no tienen nada.

Todos pueden colaborar
El grupo Pastoral Carcelario autofinancia los gastos y visita parroquias buscando personas que tengan el deseo de colaborar con esta misión.
Por el momento están tratando de crear una red con profesionales (abogados, psicólogos, doctores) que quieran unirse a esta labor humanitaria. “Estamos buscando ayuda legal y médica, voluntarios que pueden hacer gestiones fuera de la cárcel”.
Quienes estén interesados en aportar al proyecto pueden comunicarse con Orfilia Torres, coordinadora del grupo Pastoral Carcelario.

Ayuda desinteresada
En el 2011, el español Luis María Guerrero fue condenado a 8 años de prisión por tráfico de drogas. Él asistía al taller “Valores en las Personas Privadas de la Libertad” y una voluntaria del grupo Pastoral Carcelario se interesó en su caso.

Ella lo ayudó con los trámites en el juzgado, consiguiendo una rebaja de 4 años. Pero no cumplió ni los 3 años gracias a la modalidad de rebaja por buena conducta. Ella se comunicó con sus familiares en España, viajaron a Guayaquil y los hospedó en su casa hasta que Luis obtuviera su libertad. La familia no gastó en hospedaje y tuvo la ayuda de la voluntaria para movilizarse en la ciudad.

En el 2013, antes de Navidad, Luis obtuvo la libertad y regresó a su país, agradecido por la ayuda.

Compartir: