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La fiesta de Halloween es un hosanna al diablo, el cual, adorado aunque sea solo por una noche, piensa que tiene derechos sobre la persona«, asegura el padre Gabriele Amorth, exorcista oficial del Vaticano; autor del libro Más Fuertes que el Mal (2011).

Continua en su explicación diciendo que «si no nos damos  cuenta de esto, no tenemos derecho a sorprendernos frente a niños insomnes, agitados y violentos, jóvenes deprimidos, obsesionados, suicidas potenciales. De hecho, Halloween es una especie de sesión espiritista, casi siempre presentada bajo la forma de un juego inocente. A través de la diversión se introduce a los niños en los artificios del mal, sin que se den cuenta de que están poniéndose en contacto con cosas tan graves. Es el perpetuarse del engaño del diablo por el que también muchos pecados ya ni siquiera se consideran tales. Todo se camufla bajo la forma de exigencia, libertad o placer personal. Es el hombre mismo quien decide si una cosa es o no pecado. De esta forma el hombre se transforma en dios de sí mismo y es exactamente lo que quiere el demonio”.

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