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“La adolescencia no es una patología que deba ser combatida sino que forma parte del crecimiento normal, natural de la vida” Papa Francisco.

Muchas cosas decimos de los jóvenes en la sociedad actual. Los sociólogos hablan de la generación “Z”, como la última que se nos ha aparecido, ante la que no sabemos cómo reaccionar. Otros hablan de la “cultura líquida”, contrapuesto a lo sólido, por la falta fundamento y consistencia que tienen para enfrentarse a la vida. Siendo estos tipos de análisis, posiciones sobre la realidad que provocan desconcierto y desconfianza.

Sin embargo, cuando el Papa Francisco, sea que esté en Roma o visitando cualquier parte del mundo, se conecta con los jóvenes les habla con cariño. Él los mira con optimismo y mucha confianza. Siendo ellos los únicos que pueden provocar una alternativa a la sociedad construida por los adultos. Quienes son capaces de grandes gestos heroicos, de mucha generosidad e integración entre pares, y de claridad en su hablar, teniendo así más valores de lo que podemos pensar.

En uno de sus múltiples encuentros, Francisco, los invita a vivir lo cotidiano, el heroísmo de las pequeñas cosas, en la franqueza de hablar sin caretas, formalismos o palabras refinadas y en la entrega del corazón en el día a día. En donde nos encontramos con el dolor, el sufrimiento de quien necesita más que cosas, cariño, consuelo, ternura; una simple mano y una sonrisa sin esperar nada a cambio. En esto los jóvenes deben trabajar más, ya que la sociedad los invita a competir y ellos más bien necesitan compartir. Encontrar en la amistad y en la entrega, el esfuerzo y el sacrificio de las pequeñas cosas y de las luchas personales.

Lo que nos enseñan los jóvenes

La solidez de una amistad puede durar muchos años, toda una vida, ¿no es eso lo que nos enseñan los colegiales al terminar su bachillerato? ¿No es eso lo que nos falta hoy en día? Una solidez de un corazón que se entrega en las pequeñas cosas que no son noticias, construyendo un tejido social que genere vida, gratuidad, y por ello son la esperanza de un nuevo modo de proceder.

La amenaza de la sociedad actual no puede cubrir toda la montaña de valores que los jóvenes son capaces de desarrollar cuando se conectan con el otro y con las realidades que los desafían. Ustedes jóvenes son el presente que construyen con su modo de ser un nuevo país, un nuevo mundo con esos valores que tanto anhelamos hoy en día. Ustedes jóvenes nos enseñan la otra cara de la realidad, de la novedad y de la sorpresa de quien busca algo mejor y un sentido a la vida, si sabemos dar lo mejor de nosotros mismos.

 

Por: Fabricio Alaña E, sj.

Rector UE Javier

Superior Comunidad Jesuita

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