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Este músico mexicano, sencillo y buen conversador, estuvo en Guayaquil para conocer sobre la implementación de centros de musicoterapia, actividad a la que se dedica con pasión en su país. Juan de Dios es además portador de una historia de vida que lo hace emocionar hasta las lágrimas cada vez que la cuenta. Treinta años atrás, en Ciudad de México, los médicos le sugirieron a Ma. Evangelina (36) abortar a su hijo de tres meses de gestación. Ella tenía cáncer en los pulmones y las vías sanguíneas; su vida y la de su hijo corrían peligro. No obstante, su mente estaba con su pequeño y rechazó la posibilidad de matarlo. Era una mujer de carácter fuerte y muy devota. Pese a que su padre y su esposo firmaron autorizaciones para realizar el aborto, ella se negó.

Con una cesárea de emergencia, Juan de Dios nació a los cinco meses. “Era un bebé con muchos problemas y tuve que estar varias semanas en incubadora. Mi mamá murió por mí un mes después, al igual que Santa Gianna Beretta cuando murió por su hijo. Creo que es normal que un padre dé la vida por un hijo”, dice y asegura que, “pese a que no conocí a mi madre, la admiro por quien fue: Una académica y juez brillante, que se preocupaba por los demás”.

Sus madres
Si bien el padre de Juan de Dios estuvo presente esporádicamente en su vida, no se hizo cargo de él. “Mi papá sufrió mucho la pérdida de mi mamá y se dedicó a trabajar y a tomar”. Juan de Dios fue criado por su abuela Eva y algunas tías. Genaro y Teresa, sus padrinos de Primera Comunión, siempre estuvieron presentes en su formación y apoyaron a su abuelita para su educación.

La vida de este mexicano fue marcada además por ciertos signos marianos que lo arraigaron en su fe y en la defensa de la vida. “Vivo en Cuautitlán, el pueblo de Juan Diego, -intermediario de la Virgen de Guadalupe-; fui acólito en la parroquia de mi barrio; estudié en el Centro escolar del Lago (lago de Guadalupe), un centro benedictino y formé parte de grupos juveniles. Dios siempre habla claro”.

Es el creador del ProyectoEva, que brinda asesorías sobre cómo aplicar la musicoterapia para la ayuda de niños especiales.

Al crecer, intentó estudiar ciencias políticas igual que su madre, pero se decepcionó del ambiente de corrupción y decidió dedicarse a lo que le apasionaba: la música. “Siempre he querido ayudar y me di cuenta que muchos artistas generan mejores cambios que los mismos políticos y tienen más acogida”.

“Escucha vive y aprende”
En el 2004, Juan de Dios recibió una beca para estudiar música sacra en Europa y antes de emprender su viaje, su abuela sufrió una embolia y quedó hemipléjica. “A mis 19 años tuve que hacerme cargo de mi abuelita. Pasé de ser un niño “fresa” (aniñado) a un enfermero a tiempo completo. Aprendí a cambiarla, cuidarla, darle de comer, etc. Mi vida se volcó a ella y por ella es que decido empezar a trabajar con niños especiales y huérfanos”. Terminó la carrera de Producción Musical en la Universidad Nacional y tras la muerte de su abuela, creó el ProyectoEva bajo el slogan “Escucha, vive y aprende”, una fundación que brinda asesorías a instituciones públicas y privadas sobre cómo aplica  la musicoterapia para la ayuda de niños especiales o huérfanos. Se especializó en terapia física y neurología enfocada a la música con el fin de cumplir la voluntad de su abuela. “Recuerdo que cuando le realizaban sus terapias yo le ponía música. Alfonsina y el mar era la canción que me hacía repetirle siempre y me decía que quería ayudar a los huérfanos”.

Hasta ahora, la fundación ha logrado ayudar a más de 3000 niños discapacitados, a través de formación a docentes:
“Mi objetivo es llevar la musicoterapia a los lugares más pobres. Ayudamos con esto a niños sordos, ciegos y mudos que nos demuestran que todos podemos aprender de la música”. En 2011, obtuvo el premio a la juventud en México, por el ProyectoEva.

Ecuador, referente provida
Impactado por la participación de Ecuador como anfitrión del último Congreso Provida 2013, Juan de Dios decidió venir a difundir su testimonio y aprovechó la oportunidad para visitar uno de los centros de musicoterapia y equinoterapia más grandes de la región, ubicado en la vía a Samborondón. “Hace año y medio doy conferencias testimoniales y decidí venir para hablar con algunas fundaciones provida, conocer el trabajo en cuestiones de musicoterapia y visitar a mi novia”, comenta entre risas.
El trabajo que realiza con los niños requiere de un gran corazón, mucha paciencia y nobleza. Pese a las dificultades económicas, su intención es dar la vida por los demás, al igual que lo hicieron con él.

¿Qué es la musicoterapia?
Es el manejo de la música y sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta cualificado, con un paciente o un grupo. Es un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas de los pacientes.

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