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El trabajo del entrenador es importante, pero la familia entrega el apoyo emocional que los jóvenes necesitan.

 

La carrera de un deportista está llena de reglamentos para cuidar su condición física. Su formación, no incluye únicamente el acompañamiento del director técnico para mejorar el nivel deportivo, sino que, la presencia de la familia también juega un papel importante en esta etapa.

Esto es lo que conversamos con el estratega uruguayo Juan Ramón Silva. Su experiencia como jugador, director técnico y profesor en las divisiones menores de varios clubes en Sudamérica, lo convirtieron en una enciclopedia del fútbol que propone el compromiso de los padres y del entrenador para el crecimiento profesional del deportista.

 

¿Cuál el papel que juega la familia del futbolista en su formación?

¡El apoyo! El club hace su parte, pero la familia del chico también tiene su lugar. Los padres ponen el apoyo financiero, emocional, dan su compañía, lo ayudan en casa a que duerma temprano, que se cuide. Si no hay esa compañía, cuando el muchacho termine sus entrenamientos podrá hacer lo que quiera.

 

¿Qué tan necesaria es la parte académica en la vida del deportista?

Si no hay compañía del padre, el chico puede hacer lo que quiera.

El chico necesita estudiar. Es terrible cuando se retiran del fútbol profesional sin ninguna carrera universitaria. Tiempo de estudio siempre hay y el profesor tiene la obligación de que el muchacho estudie porque va a encontrar una mente más dispuesta, más fresca para recibir su clase de fútbol. Ambas cosas se complementan y el entrenador debe tener esa constancia con la familia para que no deje de estudiar. Cuando hay un chico que estudia encuentras otra atención, concentración, otras ambiciones en su vida.

 

¿Y si el joven no tiene una familia estable?

Sucede mucho y la familia no tiene la culpa, siempre tratan de hacer lo mejor por su hijo. Hay casos que no tienen una familia estable y tampoco una formación académica, ¿qué pasa ahí? llegan a la fama y pierden la cabeza. La gente los hace ídolos rápido, empiezan las malas decisiones, si no maduraron en su formación inicial, el deporte los arrasa.

 

Pero ahí también juega mucho la disciplina, ¿de qué forma ustedes como profesores son parte de esto?

Hay que ser persistentes, firmes, fuertes e imponerse también, porque el fútbol es eso. Si no te impones vas a perder. Primero hay que formar el carácter, para que el jugador responda a una afición que lo espera en la cancha y más adelante responda también a los intereses de su club. La disciplina va de la mano. El fútbol te obliga a que a temprana edad te sientas frente a un directivo y puedas exponer tus ideas con firmeza y claridad.

 

Hay jugadores que pierden su carrera por mala conducta, ¿quién falló ahí, el entrenador o su familia?

Depende. Los dos tienen un papel importante, el problema es que a veces los chicos están con un entrenador y luego con otro que nos los ayudan a formarse en disciplina, pero en esto también influye mucho la familia.

 

¿Ha tenido chicos que han buscado el fútbol como refugio a problemas en su entorno familiar?

El chico necesita estudiar. Es terrible cuando se retiran sin ninguna carrera universitaria.

Sí, muchos. Es un problema que a veces me dio un poco de miedo porque como entrenador tienes que involucrarte y a veces no sabes hasta dónde llegar. Cuando tienes a un muchacho con inconvenientes sabes que hay un drama en su vida y no siempre vas a encontrar la solución a sus problemas. Cada vez que encontraba a alguien así conversaba con él, uno como entrenador escarba un poquito y trata de dar la mano en lo que puede.

 

¿Qué pasa cuando el papá lo lleva y el chico no tiene ‘talento’ para el deporte?

Ahí nos toca ser muy pacientes. El papá no lo hace porque es malo, seguramente vio que su hijo tiene un gusto por el fútbol, pero lamentablemente esto no se trata de gustos sino de condiciones. Hay papás que a veces insisten en esto y logran que su chico evolucione. Pero otras veces uno tiene que lidiar con personas que cree que su hijo puede cuando en realidad no tiene las condiciones. En estos casos -como le decía a otros entrenadores- uno no tiene que perder el tiempo y tampoco hacerles perder el tiempo a los papás, porque si su hijo no tiene condiciones para jugar fútbol a lo mejor sí las tiene para ser tenista, ciclista omédico.

 

¿La recompensa que un jugador deja a su entrenador?

Satisfacción personal, nada más, nos deja la satisfacción de haber sido parte. Cuando ves a un chico que formaste desde que la pelota le daba por la rodilla y ahora lo ves jugando en la selección de su país te da una satisfacción verlos triunfar y saber que todo lo que muestran ahora es un trabajo de ellos. Yo como entrenador solo ayudé, pero él hizo el resto.

 

Ex jugador y director técnico uruguayo. Se inició jugando como volante en River Plate y Peñarol. Ha dirigido varios clubes nacionales e internacionales y está convencido que el fútbol crea una amistad que no se ve en otro tipo de profesión.

 

 

Por: María José Tinoco
Editora
mtinoco@revistavive.com

 

 

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