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¿Sabías que la ansiedad es un mecanismo de adaptación y a su vez es funcional? Todas las personas tenemos distintos niveles de ansiedad que nos ayudan a huir del peligro y a mantenernos alerta. Sin embargo, cuando esta se apodera de nosotros deja de ser funcional y se convierte en algo que obstaculiza el desarrollo de una vida plena.

Puede manifestarse por diferentes causas, pero existe mayor predisposición cuando antecede un componente biológico importante. Si un familiar presenta algún trastorno de ansiedad, puede desencadenarse luego de algún evento traumático: pérdida de alguien cercano, o después de una experiencia donde la ansiedad haya paralizado la conducta a desarrollar.

En el caso de los niños, puede verse manifestada de diferentes maneras: desde una pataleta hasta un miedo irracional. Vale la pena destacar que algunos miedos en los niños son normales y hacen parte de su proceso. Pero, cuando el miedo se vuelve una fobia y el niño empieza a evitar contextos -ya sea la escuela, la habitación, los hospitales o los ascensores- podemos estar hablando de un trastorno de ansiedad.

¿Cómo tratar la ansiedad?

Los padres y cuidadores deben solicitar ayuda y empezar a optar técnicas como: escuchar al niño o niña no juzgar su comportamiento, tener disposición para recibir su mensaje, alentarlo a afrontar consecutivamente su miedo, entre otros. Esto se puede hacer a través del ejemplo que le den papá o mamá para mostrarle que no sucede nada grave si se acercan a dicho miedo.

El uso de cuentos o historias donde el personaje atemorizante es ridiculizado hace que el miedo de los pequeños disminuya. La comunicación con el niño también es un punto clave, pues facilita la forma en que expresa y descarga su angustia.

Es importante, además, que las personas que rodean al niño a diario controlen sus niveles de estrés. Ellos tienden a imitar las técnicas de afrontamiento a las situaciones. También es fundamental que los chicos empiecen a conocer la importancia de respirar adecuadamente, de forma pausada y rítmica; esto les ayudará a oxigenarse, equilibrar la parte fisiológica y reducir los niveles de ansiedad.

Entrar en un proceso para reducir la ansiedad de nuestros hijos requiere una dosis de paciencia, por parte de los padres. Al principio puede ser difícil, pero con los días se obtendrán muy buenos resultados y la conducta deseada.

Por: Carol Obando
Psicóloga clínica
Psicoterapia Integral y Análisis Conductual (PIAC)

 

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