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Si quieres que tu hijo hable contigo acerca de su vida, ábrete también con él sobre la tuya.

La comunicación con nuestros hijos, esa que echamos de menos cuando se convierten en adolescentes y se aíslan en su cuarto respondiéndonos con monosílabos, se gesta desde que son pequeños. Compartir no es solo preguntar cómo le ha ido en el colegio, cómo van sus notas, qué ha comido o qué problemas ha tenido. Por supuesto que esto está bien. La comunicación se puede dar cuando dos personas comparten algo; no solo cuando una pregunta, por más que sepas escuchar.

La comunicación se gesta cuando como padre le explicas cómo te ha ido durante el día. Cuando le describes los problemas que te has encontrado (de acuerdo a su edad). Sin la necesidad de trasmitirles preocupaciones pero sí curiosidad y ganas de participar. Además, contarles cómo los has resuelto o piensas resolverlos. También conversar sobre las cosas que te han salido bien: cómo te has sentido cuando has discutido con tu compañero o cuando te han dado las gracias. Asimismo, lo mejor y lo peor de tu día.

Se trata de despertar en ellos la necesidad de escuchar y de interesarse por los demás. Compartir con ellos tu día a día es un modelo que relacionarán como normal y que pueden utilizar al momento de compartir el suyo.

Cuando llegues a casa o cuando los recojas en el colegio no empieces con interrogatorios. Comienza con un: “¿Nos contamos cómo nos ha ido el día? ¡Tengo muchas ganas de compartir cómo me ha ido hoy! ¿Quién empieza?”.

Vía: SoloHijos.com

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