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Si se persigue aumentar la probabilidad de éxito empresarial, se requiere de un proceso contable íntegro.

Todos sabemos que si un conductor no desea sobrepasar el límite de velocidad, deberá tener en su vehículo un velocímetro que funcione y estar pendiente de lo que indique. Esta situación nos resulta familiar y parece para la gran mayoría de nosotros una precaución razonable.

Lo mismo sucede en el ambiente empresarial. El gerente de una compañía, al igual que el conductor, dirige y necesita para ello tener información confiable oportunamente. Esta información no la hallará en un velocímetro; la encontrará, por citar alguna básica, en:

  • El índice de liquidez.
  • Apalancamiento o rentabilidad sobre el capital del balance general.
  • El margen bruto y margen neto del estado de resultados.
  • Los flujos netos de operación, inversión y financiamiento del estado de flujos de efectivo.

Registrar cronológicamente, en asientos de diario usando el principio de partida doble.

Por eso, si se persigue aumentar la probabilidad de éxito empresarial, se requiere de un proceso contable íntegro. Además, se necesitan administradores diestros en la lectura e interpretación de los datos que éste provea y hábiles en las acciones que, en función de ellos, ejecuten.

En esta ocasión, siento la responsabilidad de referirme al proceso contable, cuya función principal será registrar cronológicamente, en asientos de diario usando el principio de partida doble, todas las transacciones que se realizan en una empresa para resumirlas de una manera que proporcione información a la gerencia. Este registro deberá realizarse por personal competente que respeta las políticas contables establecidas por la administración, que fueron diseñadas en estricto apego a normas de general aplicación, como por ejemplo las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).

Por lo anotado anteriormente, el proceso contable es vulnerable. Va a estar expuesto a un menor o mayor riesgo en la medida de que la alta dirección disminuya, elimine o controle, es decir, administre las potenciales amenazas: a) error en la definición apropiada de políticas contables, b) irrespeto de las políticas establecidas,  c) falta de competencia del personal responsable del registro, procesamiento y almacenamiento de la información financiera.

Al ingresar una transacción, con la conciencia que debiendo registrarla usando la partida doble, no se admite la doble moral.

Como se puede observar, la estructura del proceso contable se basa en seres humanos que deben actuar éticamente para garantizar su calidad. Un grupo relevante estará conformado por colaboradores que son o serán contadores públicos. Para ellos, existen principios que regulan su labor contenidos en el código de ética de los profesionales de este gremio; y que son principalmente integridad, objetividad, competencia y diligencia. 

Son estos principios los que deben primar en cada ocasión en la que tengan que practicar el juicio profesional al ingresar una transacción, con plena conciencia de que debiendo registrarla usando la partida doble, no se admite la doble moral. Solo así, se contabilizará cada elemento donde corresponda, se harán las revelaciones que faciliten su comprensión y se lo preservará junto con su documentación soporte para que cualquier tercero pueda comprobarlo.

 

Por: Mario A. Hansen-Holm

Socio ACE-UNIAPAC

 

 

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