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Hablar de dinero siempre cuesta. Este puede ser origen de opiniones enfrentadas cuando entre los padres se cuestiona si dar o no una paga a los niños. Aquí se puede debatir sobre a partir de qué edad, que cuánto se le debe dar, cada cuánto tiempo, que si esto va a influir en que sean materialistas, que deben ganarse el dinero por ellos mismos o, por el contrario, que es una forma de inculcarles una cultura financiera, de fomentarles el valor del ahorro.

No hay estudios científicos que evidencien la conveniencia o no de todos estos datos tan precisos. Pero lo que sí hacen los expertos en la materia es dar una serie de orientaciones para que los padres puedan decidir de la forma más acertada sobre esta cuestión, teniendo en cuenta también lo que conocen sobre sus hijos.

Especialistas manifiestan que se trata de una decisión muy personal, pero consideran que es positivo que se otorgue una paga a los niños a partir de los ocho años. Explica que en esta etapa los pequeños ya han mantenido su primer contacto con las monedas que les deja el ratoncito Pérez debajo de la almohada, con el dinero que reciben como regalo de cumpleaños. Además, en la escuela ya han aprendido en la clase de matemáticas a sumar y restar, lo que les ayudará a entender mucho mejor lo que implica ahorrar y gastar su dinero.

Aprender a administrar

Respecto a la cuantía que se debe asignar, consideran que depende de muchos factores, pero fundamentalmente de la situación económica de la familia. Aún así, advierte a las familias que no es tan importante la cantidad de dinero que se le asigna a un hijo, como que aprenda a administrarlo correctamente. Cuando son pequeños, los niños piensan que el dinero fluye de los cajeros del banco y es conveniente que empiecen a entender que cuesta mucho ganárselo y saber guardarlo porque ellos, por su edad, están acostumbrados a pedir y pedir que se les compren caprichos sin ser conscientes del valor del dinero. En la mayoría de los casos, incluso, prefieren tener más monedas que un billete porque asocian que cuanta más cantidad manejen en sus manos, más tienen. En definitiva, se trata de enseñarles que el dinero no cae del cielo y que hay que saber valorarlo y administrarlo.

Herramientas para fomentar el ahorro

– La primera herramienta es su paga, mesada o la forma en que los padres establezcan que los niños se ganen su dinero. Lo importante es que entren en contacto con el dinero y que lo hagan físicamente. Si es así, siempre es mejor semanal que mensual.

– La segunda herramienta es una alcancía. La mayoría de padres opta por el típico cerdito o la alcancía metálica. La mejor alternativa es un recipiente transparente. De este modo, los niños pueden ver cómo evolucionan sus ahorros.

– La tercera herramienta es la propia familia. Hay varias acciones concretas que los padres pueden poner en marcha: servir de ejemplo, incentivar el ahorro y tener incentivos de ahorro en la familia.

 

Vía: HacerFamilia

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