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La noticia del terremoto de 7.8 grados que afectó en días pasados principalmente a la costa ecuatoriana, impactó de manera especial a Francisco del Castillo (38). Desde hace 8 años impulsa en Manabí el proyecto habitacional “Jama Campay”, utilizando mano de obra 100% local, la misma que sufrió inevitablemente los afectos del desastre natural.

Con un equipo de 18 voluntarios, Francisco se trasladó a Jama a fin de canalizar efectivamente las donaciones destinadas para un total de 150 familias damnificadas que están ligadas a su empresa, y que por ende, siente que ayudarlas es su responsabilidad.

Hasta el momento, señaló, se han entregado 6 camiones de 4 toneladas en promedio, cargados con vituallas, ropa y sobre todo agua.

IMG_1128Pero la ayuda que Francisco y su grupo de voluntarios buscan entregar va mucho más allá, pues se organizaron en un equipo de censo y estadística que permitirá conocer cómo están viviendo los afectados en los albergues, cuáles son sus carencias urgentes, y cuáles serán sus necesidades a futuro.

Así, Francisco ha mantenido conversaciones con varios líderes comunitarios, esto con el propósito de emprender proyectos a corto y largo plazo que permitan “la verdadera reconstrucción humana, social y productiva” de la provincia manabita, pues “creemos en la promoción de las libertades a través de la productividad”, manifestó.

Y es que en primera instancia, explicó, la metodología del reparto de ayuda estaba más allegada “a quienes conocemos”; sin embargo, agregó que una oportuna planificación ha permitido que el apoyo se extienda a poblaciones flotantes, incluyendo dentro de su perímetro de acción a 88 familias más.

Las cadenas de colaboración, según Francisco, no solo consisten en la entrega de víveres, sino en la generación de ganancia económica que les permita a los damnificados salir adelante. “Este es el momento de invertir. Hoy Manabí nos ofrece un desarrollo productivo más eficiente, porque nos da la oportunidad de rediseñar ciudades con modelos sustentables y todo lo que eso conlleva”, enfatizó.

Francisco tiene confianza en el levantamiento de la provincia, pues destacó el optimismo y pasión de vida de los damnificados, como también su sentido comunitario, el cual les ha permitido buscar soluciones en estos momentos difíciles que están atravesando.

“Tenemos el gusto de saber que la gente manabita se está movilizando para reactivarse, desde el hecho de querer mejorar su campamento. Y por otro lado, lo que también nos ha impactado de las respuestas ante el desastre, es palpar la solidaridad que forma parte de la idiosincrasia ecuatoriana”, puntualizó.

 

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