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Hoy estamos presenciando una obra de reingeniería social a cargo de una minoría que pretende rediseñar todas las estructuras en donde la sociedad tiene sus cimientos.

 

Las cuestiones esenciales -el origen, identidad y destino de los seres- pertenecen al dominio de la Metafísica, esa parte de la filosofía que se ocupa del estudio del ser por sus últimas causas.

Para llegar al fondo del conocimiento de algo, tenemos para echar mano los primeros principios en cuanto a que ellos son la estructura de la realidad y que el intelecto capta y a partir de ellos piensa y razona, forman parte del pensamiento lógico y son el sustento de toda ciencia: 1. Principio de Causa Eficiente; 2. Principio de Identidad; 3. Principio de No Contradicción;  4. Principio de Razón Suficiente y 5. Principio de Finalidad.

 

El matrimonio es sujeto de un análisis metafísico:

1. “La verdad objetiva es”. Los seres humanos nacemos solamente hombre y mujer, la ciencia lo ha demostrado fehacientemente.

2. “Lo que es…es, y lo que no es…no es”. Una mujer es mujer y no es hombre.

3. “Una misma cosa no puede a la vez ser y no ser”. Una mujer no puede ser mujer y hombre al mismo tiempo.

4. Todo ser tiene en sí mismo la razón suficiente de su ser. El hombre y la mujer tienen capacidad fecunda.

5. Todo agente obra por un fin. El matrimonio es entre un hombre y una mujer porque el fin es la capacidad fecunda que proviene de la complementariedad de su ser.

 

Que hoy día estemos presenciando una obra de reingeniería social a cargo de una minoría que pretende rediseñar todas las estructuras en donde la sociedad tiene sus cimientos, es una cosa muy diferente.

Pretender una obra de tal magnitud sustentada en que la realidad muestra que hoy hay muchas parejas del mismo sexo que están criando hijos, es como decirle al mundo que hoy tener un padre y una madre es una opción. Se anula la filiación objetiva para hacerla subjetiva, más aún, puedes tener cuantos papás o mamás quieras…suena absurdo, ¿no?

Quien cree ese postulado, al hablar del matrimonio, olvida que hablamos de la institución matrimonial, no de “mi” matrimonio.

La institución matrimonial tiene un interés público, es decir, que le interesa a la sociedad pues toda persona tiene un papá y una mamá, cada uno por separado le aporta al hijo dones irremplazables que aumentan los beneficios para la sociedad, cuando estos se socaban se vuelve una carga social.

Por supuesto que sabemos que el matrimonio posee muchos otros atributos como el amor, la solidaridad, la subsidiaridad, la comprensión y cualquiera que ustedes quieran que pueden aumentar o disminuir con el paso del tiempo, pero su capacidad fecunda lo hace diferente.

Que existan personas infértiles es la excepción y para ello la adopción suple ampliamente esta carencia cuando la pareja desea formar una familia. Para ello el Estado se ha tomado la molestia de garantizarle al niño su derecho de ser adoptado, que no es un derecho de quien desea ser padre. Ojo con esto.

El matrimonio no discrimina, pues hombre y mujer se pueden casar en cualquier etapa de su vida, sea fértil o no.

La imposición de una redefinición del matrimonio, tendrá funestas consecuencias. Ya en algunos países se están sufriendo: represiones a la libertad de expresión, a la libertad comercial, a la libertad de los padres a educar a los hijos, a la libertad religiosa, etc.

Y conste que nadie pretende negarle a ninguna persona su derecho de amar o de asociarse libremente con quien quiera, ésta solamente es otra realidad diferente que al ser una cosa, no puede ser otra.

 

Por: Ivette Laviada
Master en Bioética

 

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