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Por Giovanni Ginatta H.
MBA y Master en Biología Ambiental
Director Ejecutivo Federación Interamericana y Empresarial
Solo el cuerpo es capaz de hacer visible lo invisible, lo espiritual y lo divino (Dios se hizo hombre).

IMF

 

 

 

Uno de los legados de Juan Pablo II fue su Teología del Cuerpo (TDC). Su nombre suena poco espiritual. Pero, es precisamente en esa expresión material que JP II quiere explicar el sentido espiritual del cuerpo humano y su sexualidad. En la TDC el Papa reflexiona sobre el significado de la corporeidad humana, su sexualidad y su deseo erótico.

Desde la historia de Adán y Eva, el significado del cuerpo tiene gran peso. Adán fue llamado en el amor pero, sin libertad, ese amor era imposible. Él descubre que fue el invitado a una especial alianza de amor con Dios y anhela compartir ese amor con otra persona como él. En su soledad entonces, Adán descubre su doble vocación: amar a Dios y a su prójimo, pero también descubre su capacidad de negar esa vocación.

Nuestros cuerpos tienen un “significado conyugal” porque son capaces de expresar el amor divino, “precisamente el tipo de amor en que la persona se convierte en un regalo y llena de significado su ser y su existencia” (TDC 15:1).

Pero, ¿por qué algo relacionado al cuerpo y al sexo puede tener un mensaje de tanta trascendencia? La respuesta es porque el sexo no se trata solo de placer. JPII nos lleva al corazón del misterio de Dios en sí mismo; redes cubre para nosotros el significado de la existencia y el sentido de la vida: amar como Cristo ama.

La tentación de solo espiritualizar nuestra humanidad, de Cristo y su Iglesia es constante. Una de las fuertes estrategias del enemigo es denegar la corporeidad de Cristo porque solo ponderando el cuerpo de Cristo podremos entender el nuestro.

La tesis de JPII es muy simple: solo el cuerpo es capaz de hacer visible lo invisible, lo espiritual y lo divino (Dios se hizo hombre). El cuerpo ha sido creado para proyectar hacia la realidad visible del mundo, el misterio “escondido” de la eternidad en Dios: Su amor personal por cada criatura.

 

uno solo

Dios imprimió  (Génesis 2:24).

“Una sola carne”
En las palabras de JPII, Dios es una eterna Comunión de Personas; es decir, que dos o más personas se donan a sí mismas en amor y servicio. Cada hombre debe dejar a su padre y a su madre para juntarse con su esposa y convertirse en una sola carne (Efesios 5:31-32). Cristo abandonó a su madre para darnos su cuerpo por esposa (La Iglesia).

Y, ¿qué significa todo esto para el cristiano común del mundo de hoy? Si JPII dedicó tanto tiempo a profundizar en la TDC fue porque era parte de un mensaje importante para el futuro del cristianismo.

Es erróneo pretender espiritualizar el cuerpo como, por el contrario, satanizarlo. Además, el cuerpo y el sexo son parte integral de la comunión en Cristo.

Permitir la destrucción de la familia no solo va en contra de la ley natural, sino que también atenta contra el plan de Dios para los hombres. Hace inútil el sacrificio de su hijo en la cruz y destruye la conexión con su esposa, la Santa Madre Iglesia.

Ahora que en tiempos recientes, el Papa Francisco invita a “hacer lío”, debemos primero estudiar y formarnos en doctrina y moral, en especial leer los mensajes del Santo Padre y el legado de los dos últimos papados.

Todo esto no lo sugiero por un fin religioso, sino por una cuestión de supervivencia humana, ya que al destruir la familia, se destruye la sociedad y la coexistencia pacífica.

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