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¿No te pasa que, cuando te sientas a mirarlos con paciencia, descubres que se han vuelto grandes, fuertes, independientes y muy inteligentes?

«El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos», es la frase de una afamada canción que no para de sonar en mi cabeza mientras veo las fotos de mi hijo siendo apenas un bebé.  Es normal que el paso de los años nos demuestre que nadie es inmune al poder del tiempo, pero una buena manera de atesorar aquellos hermosos momentos es ésta:

1. Caja de tesoros

Con unos pocos materiales, incluso de reciclaje, puedes ir guardando algunas de sus prendas de ropa de recién nacido, fotografías y otras cosas que consideres importantes. Seguramente te estarás preguntando: ¿hasta cuándo? Puedes entregársela en algún momento importante de su vida: cuando se case, sea padre o se vaya de casa. Lo importante es que sepa que el amor de mamá siempre estuvo ahí.

2. Grabando videos

Los formatos para hacer diferentes filmaciones caseras han ido transformándose en cosas sencillas. Así que si deseas conservarlos, debes tener presente que con los años deberás irlos traspasando al nuevo formato, para poder verlos más adelante.

3. Álbum de recuerdos

Las fotografías nunca pasarán de moda y tener un álbum en casa es una de las mejores maneras de recordarnos nuestros orígenes como familia. Así que no dudes sacar tu cámara cada vez que consideres que puedes obtener una nueva toma para atesorar.

4. Diario de vida

Aunque ya casi no se utilizan, quienes escriben un diario dan cuenta de los múltiples beneficios que esto trae. Atesora momentos que la mente puede «borrar» y deja una huella de incalculable valor para los demás, pues permite saber cómo se pensaba en la época y muestra la cotidianidad sin tapujos. Así que la próxima vez que veas alguna nueva travesura o cualidad en tus hijos, no dudes en recurrir al lápiz y papel.

5. Con paciencia

Cultivar la paciencia resulta fundamental en la época de la infancia, poco y nada sacamos con ir apurando los procesos de nuestros hijos. No todos los niños son iguales, disfruta de su propio proceso. Olvídate de comparar, no es sano ni necesario. Poco a poco y a su ritmo, tu hijo se convertirá en alguien maduro que podrá dirigir su vida.

6. Disfrutando

Hace algunos días leí un letrero en la salida de un colegio que decía: «Apaga tu celular, vas a tener la reunión más importante del día». Este sencillo cartel estaba colgado justo en la puerta donde los padres reciben a sus hijos a la hora de ir a casa. El mensaje me llegó tan fuerte, que hoy solo me permito usar mi celular hasta las 17:30 horas y, una vez que él se duerme, reviso diferentes asuntos. ¿Cómo negarle tiempo de calidad?, ¿cómo preferir saber acerca de la vida de los demás, en vez de disfrutar sus aventuras?

No permitas que la rutina, el cansancio o el mal humor te priven de atesorar de la mejor manera los hermosos momentos que no volverán. Después de todo, solo se vive una vez y el tiempo no perdona, deja huellas en cada uno de nosotros.

 

Vía Familias.com

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