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Es importante que cada pareja converse la forma de vida que les hace felices, con creatividad, sin dar nada por supuesto, ni imponer roles al otro.

Antiguamente, cuando las personas decidían casarse sabían más o menos el rol que les correspondía como hombre o como mujer. Él velaría por el sustento material de la familia y ella por el cuidado de los niños y la casa.

Las cosas hoy en día son muy diferentes, pues cada persona y cada matrimonio se enfrentan a una variedad de opciones posibles. Claudia Tarud, Directora del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes y relatora del Curso Amor Matrimonial de la Fundación Hacer Familia, dice que entre esas opciones la familia siempre es la prioridad, pero que hay muchas formas de hacerse cargo de esa máxima.

“Es injusto para la mujer y para la sociedad suponer que ella va a quedarse en la casa y acompañar a los hijos. Puede darse perfectamente que un matrimonio privilegie la carrera profesional de la mujer porque le apasiona y además es rentable, y el marido esté a cargo de la organización de la casa y sea quien pase más tiempo con los hijos”, describe la experta.

Es injusto para la mujer y para la sociedad suponer que ella va a quedarse en la casa y acompañar a los hijos.

Probablemente la mujer deba pausar el ritmo mientras los niños son muy chicos, pero cuando ya van al colegio el padre puede hacer turnos y tareas. Si, en cambio, llegaron a la conclusión de que lo mejor para la familia y para cada uno de sus miembros es que el padre sea quien trabaja más horas, también hay preguntas posibles: ¿podrá él buscar otro trabajo donde no tenga que viajar tanto? ¿Qué actividades cotidianas puede hacer con sus hijos para compartir con ellos (llevarlos al colegio, acostarlos, etc.)?

 

Una transición cultural

Claudia Tarud anima a las parejas a conversar en profundidad desde que son novios y a asistir a cursos u otras iniciativas que los ayuden a reflexionar. Dice que es cierto que el proyecto de matrimonio va cambiando con el tiempo, pero que es importante escuchar explícitamente cómo se proyectan en el ámbito familiar y laboral.

 

Algunos ideas para enriquecer la conversación:

– La incorporación de la mujer al trabajo exige un rol más activo del padre, y eso es positivo para la familia. Los niños necesitan establecer vínculos con su papá y también conviene que los temas de la casa no sean completamente ajenos al hombre.

– El trabajo de la mujer fuera del hogar ha sido una revolución para la familia y la empresa porque exige organizarse de otra manera.

– ​La presencia de la mujer en la empresa ha obligado a humanizar el trabajo y eso beneficia tanto a hombres como mujeres. Asimismo, las mujeres deben permitir que el hombre también provoque cambios en la casa, en lugar de tratar que se acople al sistema femenino.

– Que la mujer no trabaje afuera y esté a cargo de la casa y los niños es una alternativa siempre vigente. Una mujer puede ser inmensamente feliz si siente que escogió esa opción y que su marido la valora.

 

Fuente: Hacer Familia 

 

 

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