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Si has pensado hacerte un piercing o un tatuaje, sabes ¿qué es lo que te motiva a hacerlo?

 

Cristina Uribe, de 21 años, tiene cinco piercings en sus orejas. El primero se lo hizo apenas terminó el colegio, como un pequeño acto de rebeldía. “Siempre fui una niña súper educada y cuando me gradué dije: ya no quiero ser así”, recuerda,  “los piercings estaban de moda, y como no son permanentes, me lo hice”. Aunque las heridas de los piercings se le infectaron entonces, ahora tiene en mente hacerse una línea de perforaciones en todo el filo de su oreja derecha. “Esto es adictivo, es como iniciar una colección en mi cuerpo, tienes uno, te compras dos y luego quieres más”, explica.

Mayra Palacios, de 26 años decidió tatuarse en la espalada a sus 17. Se hizo una figura que representaba a su mamá y años después se tatuó una frase que identifica su vida. ‘’Es posible que me haga uno nuevo”, afirma decidida,  “porque para mí los tatuajes son agradables y representan algo más que una moda, son una forma de expresar un mensaje’’.

Los piercings y tatuajes son considerados hoy como una forma de “body art” o decoración; es decir, utilizar el cuerpo como “lienzo” para perpetuar alguna figura u obra, e incluye una serie de técnicas, que en ocasiones son permanentes.

Pero, ¿cuáles son las motivaciones por las que una persona quiere “decorar” su cuerpo de esta manera? De acuerdo a una investigación realizada por el Centro de Cirugía Especial de México (CCEM), existen varias razones por la que las personas acuden a este tipo de prácticas. Algunas, como Cristina, deciden hacerlo como un acto de rebeldía; otros como Mayra, para representar alguna etapa de su vida; para llamar la atención, o porque les resulta atractivo. Y aunque estos accesorios son más populares entre los jóvenes, los tatuajes también son utilizados por adultos. Según esta investigación, el 36% de estadounidenses entre los 18-25 años tiene por lo menos un tatuaje, mientras que el porcentaje aumenta entre los 26-40 años a un 40%.

“El cuerpo, más que un canal de moda debería ser aquello por lo cual se expresa lo que hay en el interior”

Sin embargo, hay quienes también se arrepienten de haber marcado su cuerpo con un tatuaje. Tal es el caso de Emilio Herrero quien, con solo 16 años, decidió plasmar en su cuerpo un momento que marcó su vida familiar. Hoy, luego de 8 años, está arrepentido, pues asegura que los momentos especiales en la vida de una persona se pueden atesorar de otras formas. “Me tatué porque para mí fue un hito volver a hablar con mi papá después de tanto tiempo, pero luego entendí que no necesitas pintarte o clavarte algo en el cuerpo para rellenar un vacío interno con algo exterior y menos para representar algo”, asegura.

El psicólogo clínico Ronny Macías, coincide con esta afirmación y explica que la moda del piercing y el tatuaje se da porque estamos viviendo un tiempo donde el cuerpo se ha convertido en un fin, para cultivar apariencias y no el interior de la persona. “El cuerpo, más que un canal de moda, debería ser aquello por lo cual se expresa lo que hay en el interior, pero en algunos casos la persona no conoce sus riquezas, sus capacidades o no es consciente por qué vale y por eso es fácil sumarse a la moda del piercing, tatuaje o cualquier otra que exista”.

Por otro lado, desde el punto de vista de la fe, pese a que estas prácticas para los católicos no representan un pecado, no son recomendables ni prioritarias en la vida del creyente. ‘’No hay un documento que la Iglesia haya escrito explicando su posición acerca de los tatuajes y piercings, pero la Biblia sí explica el respeto que merece nuestro cuerpo por ser Templo del Espíritu Santo’’, asegura el Padre Julián Cava, párroco de la Iglesia San Alberto Magno. El sacerdote además agrega que la mayoría de personas no se marcan por signo de rebeldía, sino que acuden a estos accesorios como un signo de ‘’borregismo’’, para seguir al sistema. ¿Y tú qué opinas?

 

 

Por María José Tinoco
Estudiante Periodismo

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