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Phil Bryant, gobernador provida, republicano, se propuso limpiar su estado de establecimientos de la muerte. Haría lo que estuviese en su mano. Son años de batallas jurídicas.

La última clínica abortista del estado, Jackson Women’s Health Organization, ha recibido la notificación de que se le revoca la licencia –como a 007, licencia para matar–. No cumple con los requisitos sanitarios mínimos exigidos por la ley. Lógicamente han recurrido y podrán dedicarse a su macabro oficio durante un mes más. Pero podemos alegrarnos que Misisipi se convierte en el primer estado libre de aborto y se ha ganado una importante batalla por la abolición del aborto.

A los 40 años de la trascendental sentencia que abría el aborto en USA, como dije, la batalla se empieza a ganar.

Hay en marcha una campaña para declarar inconstitucional la ley, que de hecho y a pesar de la sentencia Roe vs. Wade consigue por la vía administrativa evitar que se practiquen abortos. Para practicar abortos debes ser obstetra-ginecólogo habilitado por un hospital de Missisippi, con esta medida se asegura que la cualificación es médicamente adecuada en caso de dificultades y no aparece un Morín de la vida.

Pero resulta que en el estado no hay médicos abortistas disponibles, ni hospitales que acrediten a foráneos. Ergo, la clínica no puede tener a nadie y ha de cerrar.

¿Quiere decir esto que ya no hay aborto en Missisippi?, pues no, todavía es legal abortar en Missisippi, la sentencia de Roe impide que los ciudadanos del estado puedan otorgarse una leyes que protejan absolutamente la vida. Pero se ha llegado prácticamente hasta el límite legal, por la vía de los hechos Missisippi es un estado libre de abortorios, un estado en el que «no hay lugar para matar», el primer estado libre de abortos «con la garantía del estado».

 

 

Vía Info Católica

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