Compartir:
Las mujeres somos persistentes a la hora de encontrar respuestas a nuestras preguntas. ¿Por qué no ser un poco más intuitivas para evitar que aquello que nos adorna, nos determine?

Como mujeres estamos en la constante búsqueda de nuestros ideales y, muchas veces para matizarlos, le agregamos una personalidad que no terminamos de definir. ¿Quién eres? Esto es algo que debes examinar en los hilos profundos que tejen tu ser. Pero, existen detalles que nos rodean en los que podemos olvidar nuestra esencia de mujer. La pregunta entonces sería, ¿qué no eres?

No eres la talla de tu brasier, ni el tamaño de tu cintura. No dejas huellas por el color de tu cabello, el de tu piel o el de tu lápiz labial. No te defines por la cantidad de piropos que recibes de los hombres, ni por la foto de perfil de tus redes sociales. No alimentan tu alma el número de “me gusta” que obtienes en cada publicación. No abriga tu ser aquel diminuto vestido rojo o la remera que muestra tu ombligo.

No eres la joya que pende en tu muñeca, ni el estilo de ropa que acumulas en el armario. El perfume que emana de tu cuerpo, no se impregna en los sentidos, como el aroma de tu corazón compasivo. No eres tu sueldo, ni los escombros de tus errores. No eres dinero, ni zapatos ¡No! No eres una marca publicitaria. ¡No te confundas! mujer sonriente

Eres hermosa por el contenido de tu personalidad. Por los sueños que tienes, las causas por las que luchas y las palabras que salen de tu boca. Eres deseable por el brillo de tu vida, que incita a que los demás también resplandezcan. Eres respetada por la mezcla perfecta entre dulzura y fuerza que pones en acción cada mes. Eres atractiva por esa sonrisa no forzada. 

Eres linda cuando la ternura le gana a tu orgullo. Cuando dejas de señalar tus debilidades y te das cuenta que, de este mundo, eres la columna vertebral. Cuando comprendes que todo lo material que te rodea es solo un complemento ornamental en el inmenso y robusto árbol de tu existencia.

Este es un día especial para celebrar tu valor humano  dentro de la sociedad. Y en esta fiesta es justo recordar lo que no somos, porque las cadenas nos las puso el pecado generacional. No dejemos que los actuales conceptos de belleza y éxito sean una nueva forma de esclavización femenina.

¡Mujer! Eres primavera hecha poesía. En este día regala al cielo una oración, porque de Dios eres la más hermosa creación.  

 

Por: Génesis Lozano

 

 

Compartir: