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En tu ventana, hall de entrada a tu edificio, la vidriera de tu negocio, en la plaza de tu urbanización, en el terminal de buses, en el aeropuerto… ¿habrá un espacio para un pesebre?

En diciembre del 98, Enrique Soros salía por las escaleras del metro de la estación de Bethesda, Washington y observó a un saxofonista alegrar el pasar de las personas con melodías navideñas.

Un año más tarde, tomó su guitarra y, superando miedos y temores, se paró en la estación del metro a cantar villancicos. ¡Todo fue un éxito! “Me resistía a hacerlo. ¡Transpiraba como nunca! Pero, sentía que si no lo hacía, estaría profundamente frustrado y no me lo podría perdonar. Así que junté mucho coraje, me senté en el suelo, y canté. Luego una ordenanza municipal me sacó del lugar”, afirma este argentino; que, desde entonces hace lo mismo, una semana antes de cada Navidad.

Impregnar espacios públicos con Navidad

En el 2006, Enrique le comentó a su amigo chileno Mario Jorquera su inquietud de “llenar de Navidad” espacios públicos y abrieron un sitio en internet para promover su iniciativa por toda Latinoamérica. Ambos pertenecen al movimiento de Schoenstatt y se conocieron en Argentina. Actualmente, Mario vive en Chile.

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Nacimientos en Maipú y Quintero en Chile.

“El proyecto consiste en impregnar los espacios públicos con pura esencia navideña. Es decir, con símbolos realmente cristianos que representen el verdadero sentido de la Navidad. Puede ser un pesebre en una plaza, en un parque, en la sala de espera de un aeropuerto; o, desde la ventana de un departamento o antejardín de una casa. El fin es anunciar que el festejado será Jesús”, asegura Mario.

Actualmente cuentan con ayudantes voluntarios en Chile, Argentina, Estados Unidos, Panamá, España, entre otros.

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La razón que los mueve es el hecho de que el cristianismo y sus valores sean hoy severamente combatidos. Esto potencia el deseo de expresar públicamente su amor por Jesús.

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