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Es más fácil fijarse en las diferencias que en lo que compartimos: dignidad

Hablar hoy del papel de la mujer resulta complicado, porque la reflexión sobre ella se condiciona por el machismo y la liberación femenina; pero ninguna de las dos posturas ha sido capaz de entender que la riqueza del rol de la mujer sólo se descubre cuando se parte de la igualdad entre varón y mujer.

La dignidad humana

Para entender la amplitud de lo que una mujer puede aportar a la sociedad civil, y también a la Iglesia, es importante considerar que ni las mujeres ni los hombres se deben definir por sus funciones, sino que ambos principalmente lo hacen por su dignidad humana. Esta es previa a cualquier otra característica como: salud, capacidades..intelectuales o físicas, color de piel, empleos obtenidos o el dinero que se gane. La dignidad personal es el fundamento de las funciones y no al revés.

Recuperar los roles en la familia

Otro aspecto clave para valorar realmente las actividades realizadas por las mujeres, tanto en la vida familiar como en el campo laboral, consiste en tener presente siempre la complementariedad del hombre y la mujer. Pero los modelos que nos presenta el machismo (hombre que somete a la mujer) y el feminismo (mujer que prescinde del varón), impiden entender que varón y mujer se necesitan mutuamente también en sus roles, empezando por los papeles de padre y de madre.

Hoy la sociedad debe aprender a valorar los roles que una mujer puede desempeñar tanto en la familia como en el mundo laboral. Por eso, necesitamos sostener que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad. Luego podemos afirmar que las.funciones familiares y laborales deben compartirse por ambos. Varón y mujer tienen la misma responsabilidad en el hogar, el mismo compromiso de educar a los hijos, y los dos tienen que apoyarse mutuamente para hacer compatibles familia y trabajo.

 

Por: P. Luis Fernando Valdés

@feyrazon

lfvaldes@gmail.com

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