Compartir:

Una de las lecciones más importantes que deben aprender en esta vida nuestros hijos es sobre perder y ganar. A perder, por muchos motivos, no solo por respeto a sí mismos o a los demás. Deben aprender a escuchar, a ceder, a comunicarse y argumentar, a automotivarse y motivar.

Con ello, desarrollan habilidades cognitivas, conceptos éticos y valores morales. Y lo más importante, se les entrena en la definición de objetivos y metas, así como para establecer los medios para conseguirlos.

Existen derrotas, nadie está a salvo de ellas. Por eso es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin siquiera saber por qué se está luchando. Paulo Coelho

Si tu hijo es de los que se enfada cuando pierde, abandona el juego, hace trampas, se entristece e incluso se vuelve agresivo, te está diciendo a gritos que necesita ayuda para aprender a perder. Ahora que es pequeño es fácil cambiar esa actitud. Cuantos de nosotros conocemos a adultos que no aprendieron a perder (ni a ganar) en su momento. Y hoy se han convertido en adultos inflexibles, difíciles de tratar.

Te ofrecemos varias pautas básicas para que tu hijo aprenda a perder

  1. Vigila el ejemplo que le das. Si quieres que aprenda a jugar y a perder con deportividad, ¿por qué gritas y vociferas delante de la televisión durante el partido de fútbol?
  2. Deja que experimente la sensación de perder. Tiene que entender que perder es parte de la vida y que hay que aceptarlo. Verbaliza sus sentimientos para que los acepte: “Entiendo que no te gusta perder, ¿cómo te sientes?”.
  3. Como tu hijo es muy pequeño y no entiende las reglas del juego (o no le interesan), deja que invente sus propias normas para que juegue solo por divertirse.
  4. Trata de elegir juegos en los que no se gane y se pierda sino donde se diviertan todos. Los mejores son los juegos en equipo.
  5. Tanto si ganas como si pierdes, enséñale a hacerlo con sentido del humor y deportividad: Cuando ganes: “Vaya, casi, casi me ganas, cada vez es más difícil ganarte”. Cuando pierdas: ¡He perdido pero me lo he pasado genial jugando contigo!

Aprender a perder en el juego es un entrenamiento previo a las pérdidas con las que se encontrará tu hijo más adelante en la vida. Puedes transformarlas en un aprendizaje significativo que le permita aprender a reírse de sí mismo, a superar las adversidades y aceptar frustraciones. Esto los preparará para aceptar normas, respetar las necesidades de los demás y a autoexigirse.

Vía: SoloHijos.com

Compartir: