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Puedo apostar a que no pasa un solo día en que no abras un periódico o pongas el noticiero en el televisor y te veas bombardeada por un número insoportable de relatos escabrosos sobre accidentes, muertes y otra cantidad inverosímil de malas noticias.

 

 

La cantidad de noticias malas o devastadoras es tal, que toparse con algún evento positivo o gracioso parece un hecho asombroso. Esto es una lástima, porque los milagros y las buenas noticias también suceden todos los días.

 

Es probable que también te hayas preguntado la razón por la cual nuestra sociedad cada día parece más enferma, al punto de que sientes que te es imposible tener fe en la humanidad. Debo decirte que ese deterioro y todas esas malas noticias con las que nos encontramos a diario se deben al detrimento o pérdida de los valores familiares.

Por ello, para todo padre o madre de familia, es imprescindible construir y fortalecer una educación cimentada en principios morales. No es exagerado decir que debes iniciar desde que tus niños son bebés, para protegerlos del catastrófico mundo que nos rodea.

Te preguntarás entonces qué debes hacer para proteger a tu familia de la devastación por la que está pasando la sociedad. Te diré que la mejor forma de hacerlo es EDUCANDO y FOMENTANDO en tus hijos lo que se ha ido perdiendo desde un tiempo a la fecha: VALORES. Cómo hacerlo, te lo diré a continuación mediante cinco puntos:

 

  • 1. Aleja a tus hijos de los juegos violentos

    Hay muchos juegos de mesa, de computadora y consolas de videojuegos que pueden ser disfrutados por toda la familia y que no sólo divierten, sino que unen, ayudan y fomentan en los niños una forma sabia de solucionar problemas. Estos juegos violentos harán que en los pequeños nazcan emociones violentas como la rabia y la venganza que luego se verán reflejadas en su vida real. La violencia de los videojuegos marca la manera en que los niños se relacionan con sus hermanos, amigos y compañeros de la escuela. Obviamente, esto lo llevará a sufrir problemas innecesarios.

     

  • 2. Responde siempre a sus preguntas e inquietudes con la verdad

    Lo que tú no enseñas en casa, otros lo enseñarán en la calle, y si evades o mientes ante sus cuestionamientos, vas a llevarte una sorpresa desagradable cuando se te reproche lo que hiciste. Sí, los niños muchas veces harán preguntas difíciles, pero tú debes de responderlas, es una de las responsabilidades que vienen en el paquete cuando asumes la maternidad o la paternidad. Con todo, no te abrumes: cuando cuestione sobre temas como la creación de un nuevo ser humano o por qué las personas mueren y tantas otras, será porque ya tiene la edad y la consciencia necesarias para saber la verdad.

     

  • 3. Endereza su camino desde pequeño

    ¿Tu hijo llegó a casa con un objeto que no es de su propiedad? ¿O acaso trajo una nota para ti, de parte de la profesora y que habla acerca de su pobre rendimiento, o mal comportamiento escolar? Bueno, la acción a tomar la conoces muy bien. Aunque te duela disciplinarlo, tu hijo debe saber que si no hace lo correcto o lo que ustedes como padres esperan de él, su proceder tendrá consecuencias.

    Nunca caigas en el error de justificar un mal comportamiento o acto delictivo porque hay problemas en casa o es un adolescente y es «sólo una etapa», o —como dijo una conocida— se comporta de esa manera por culpa del enemigo. Esas son sólo excusas para negarte a ti mismo que tu labor como padre o madre va por mal camino.

     

  • 4. Enséñales que las malas decisiones traen fatales consecuencias

    Esto debe empezar desde que el niño es pequeño. Debe saber que puede y debe elegir por sí mismo, pero que, de la misma manera, si no elige bien o toma la elección equivocada, ustedes o la vida misma le enseñarán lo correcto, y eso siempre es doloroso.

    De la misma manera, si descubres que gusta de mentir, de contestarte mal, de hacer trampa, entre otras actitudes, muéstrale que no es correcto y que ese proceder tendrá consecuencias que no le van a gustar y que se van a repetir hasta que se corrija, aprenda o no aguante más.

 

  • 5. Muéstrales que unas veces se gana y otras se «pierde», pero siempre se aprende

    Casi ningún niño sabe perder en un juego o competencia; sin embargo, también es parte de la condición humana que el menor aprenda a que no todas las veces va a ganar, y eso no es malo. Indícale que busque lo mejor de no haber ganado, que aprenda la lección y que supere la frustración por haber perdido; eso hará que le sea más fácil ser feliz y crecer.

    Es probable que seas conocedora de esos cinco puntos, pero no está de más recordártelos y que los compartas con quienes sabes que están un poco perdidos en la crianza de sus hijos, con seguridad les harás mucho bien.

 

Vía: familias.com

 

 

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