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No podemos obviar la importancia de tener grupos de amigos en la tercera edad para poder compartir.

Hace unos meses, una muy buena amiga, dueña de un centro de adultos mayores me contaba, un poco preocupada, sobre un abuelito que recién entraba a su centro y que se lo veía bastante deprimido, desganado, malhumorado y negativo. Decidimos esperar que pasen unas semanas para ver cómo se desenvolvía. Y qué grata fue mi sorpresa al verlo, unas semanas después, con otro semblante, otra mirada y otra actitud. Lo más increíble fue que no sólo yo me di cuenta, sino que también su familia, quienes queriendo saber qué había pasado con él, se mostraban sorprendidos y felices. La respuesta era simple: fueron esas maravillosas amistades que había creado.

 Mantener viejos vínculos y crear nuevos lazos

Llegar a la tercera edad conlleva un sinnúmero de retos que asumir y enfrentar, siendo uno de ellos la pérdida de amistades o seres queridos. Pero, a diferencia de lo que se pensaba años atrás, la tercera edad puede ser una etapa para conocer y crear grandes relaciones con nuevas personas (¡o mantener antiguas y largas amistades también!).

Existen múltiples estudios en los que se comprueba que el mantener relaciones sociales (incluso más que las relaciones familiares) durante esta etapa, prolonga la vida de una manera satisfactoria. Además estas reducen los síntomas de depresión, soledad o ansiedad que suelen caracterizar esta etapa.

Hoy en día hay varios lugares o programas en los que los adultos mayores pueden desarrollar y mantener amistades como los grupos de las iglesias, los centros gerontológicos o centros de adultos mayores. Las actividades recreativas o clases de cocina, de tejido, de pintura, entre otras, ayudan a que las personas de la tercera edad se junten a compartir sus gustos. Así poco a poco generan lazos donde también se relacionan en base a sus experiencias de vida, sus anécdotas y seguramente diferentes situaciones que los aquejan a todos por igual, logrando que sientan que no son los únicos. De esta manera, forman parte de algo y ese sentimiento, es inigualable.

 

Por: Psic. Cl. María José Barredo S.

Máster en Cuidados Paliativos y Psicoterapia

mjosebarredo@gmail.com

 

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