Compartir:

Comparte el verdadero significado de las fiestas con los niños.

Ya estamos próximos a la Navidad y se empieza a sentir en el ambiente: hay luces y las decoraciones en los hogares, los centros comerciales se preparan y nos invade la publicidad de juguetes. El aparato comercial está en movimiento y con él las consabidas preocupaciones de los compromisos familiares y sociales. Si bien es cierto, que el ambiente de fiesta nos contagia a todos y nos envuelve en un sentimiento de celebración, debemos de recapacitar sobre lo que ésto ocasiona en los más pequeños. De por sí, para nosotros es difícil enfocarnos en el verdadero sentido de la Navidad, ¡imaginémonos lo que debe de ser para ellos!

Como maestra, madre y ahora como abuela, me he visto muchas veces envuelta en el dilema de tener que hablar con los niños y explicarles cuál es el verdadero significado de esta maravillosa fecha. Entendamos que para ellos esta es una época de regalos y juguetes, pero no por eso debemos eludir la responsabilidad y de enseñarles que las cosas materiales, como los juguetes, pasan a un plano secundario cuando descubrimos que la verdadera Navidad está en nosotros. Llenémonos de la alegría y festejemos el advenimiento de Jesús, el Salvador del mundo, el Dios hecho hombre que vino a la tierra a morir por nosotros.

¿Por qué celebramos la Navidad?

  • No es tarea fácil poder llegar a un niño y sembrar en él ese sentimiento de amor a Dios y al prójimo, por lo que les cuento un poco sobre lo que me ha dado resultado a mí:
  • Hablar con ellos a través de historias y cuentos.
  • Enseñarles videos relacionados con el nacimiento de Jesús
  • Narrarles sobre el advenimiento de Jesús. Contarles sobre María y cómo el ángel le dio la noticia a ella y a José. Que oigan sobre las peripecias del viaje a Belén, mientras buscaban posada.

Reflexionemos con ellos para que sepan e interioricen que el Rey del Mundo, de la forma más humilde, nos da una lección: nació en un pesebre para que entendamos que las cosas materiales no son importantes y que el verdadero tesoro nace del amor.

Discutamos juntos por qué no hay mayor prueba de afecto y de desprendimiento que aquel que da la vida por los demás. Así ellos mismos pueden darnos su opinión sobre qué consideran que es el amor por el otro.

Todos tenemos la responsabilidad de inculcar en esas mentes pequeñitas valores verdaderos, el desprendimiento de lo material pero sobre todo, el amor a Dios. Propongámonos en esta fecha dedicarles tiempo a los chiquitos, para contarles de una manera entretenida la verdadera historia de la Navidad. Aquella historia que empezó hace poco más de 2000 años y que cambió el mundo para siempre. Así también entenderán por qué hasta el día de hoy seguimos celebrando esta importante ocasión.

 

Por: Pilar de Peré

Máster en asesoría educativo familiar

Compartir: