Compartir:
Para muchos, el divorcio puede ser la puerta de escape de una situación en la que no se sienten bien o de la que necesitan alejarse por el bien de la pareja y de los hijos. Piensan que se liberarán de esa situación no deseada, para estar en otra que les satisfaga.

Ya sea que la pareja esté en bienestar o en conflicto, la responsabilidad de cualquiera de las dos situaciones, es de los dos. A no ser que la causa del comportamiento sea algo irreversible o una acción inadecuada de la cual no quiera salir, y arriesgue la salud mental, física y la dignidad, tanto de la pareja como la de los hijos.

Es muy cierto que las causas de un divorcio pueden ser varias, pero sin importar cuales sean, se debe hacer todo lo necesario para no llegar a la ruptura. Si igual se da, el haber luchado de una manera oportuna hasta el final por evitarla, ayudará a que el divorcio sea menos doloroso y traumático.

Indistintamente de cuál sea el motivo de la ruptura de la pareja, las consecuencias que se darán dependerán de la forma cómo se las maneje. Y para esto, todos los miembros de la familia, desde los hijos y los padres de la pareja (al menos en nuestra cultura en donde los abuelos participan mucho en el entorno familiar), deben conocer las estrategias que harán que esas consecuencias sean las  menos perjudiciales para todos.

Algunos se han vuelto a casar

Aunque hay excepciones, la mayoría de las parejas divorciadas, coinciden que tras un divorcio, hay consecuencias muy dolorosas e incómodas tanto en el área personal, emocional, familiar, social y económica, por más que la ruptura haya sido de manera voluntaria por parte de los dos. Los más afectados son los hijos de la pareja, que se autocalifican como los hijos del divorcio.

Esta nueva situación de inconformidad, por las consecuencias de la ruptura, además del afecto que todavía existe, ha hecho que algunas parejas se replanteen la idea de seguir juntos, y en muchos casos que ya se había formalizado la ruptura con el divorcio, han decidido volverse a casar, a pesar de que estén varios años divorciados.

Son varias las parejas en esta situación que me ha tocado asistirlas y apoyarlas, gracias a ellas he podido llegar a la conclusión de que vale la pena volver a intentarlo. Los dos deben buscar ayuda espiritual y psicológica, acompañados de gran humildad, para que puedan reconocer las fortalezas que tienen como pareja y  poderlas potenciarlas, y también para que puedan reconocer los errores que los llevaron a la ruptura, para subsanarlos y así poder seguir juntos y en bienestar.

 

Lcda. Isabel Cárdenas de Cordero
Terapeuta Familiar y de Pareja
isacardenasm@yahoo.com

Compartir: