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La forma de relacionarnos es distinta, pero como padres podemos seguir en contacto con ellos.

Cuando nosotros éramos chicos nos levantaban nuestros papás, compartíamos el desayuno en la mesa (desayuno que hacía la empleada puertas adentro) y salíamos para el colegio. Las clases terminaban al medio día y en el almuerzo nos interrogaban sobre nuestro día: nuestros deberes, nuestros amigos. Por la tarde  compartíamos con mamá, jugábamos también con los hermanos, con los amigos del barrio, mientras esperábamos la llegada de papá para cenar juntos.

Hoy los horarios están alterados. Mamá y papá tienen que hacer el desayuno, trabajar fuera de casa ambos, cumplir jornadas largas y hacerse cargo de las tareas del hogar. Así, el tiempo que como padres compartimos con nuestros hijos es limitado, y a veces la vía de comunicación más directa con ellos –sobre todo con los adolescentes– es el Whatsapp.

Aunque definitivamente hay menos tiempo, está en nosotros  que sea de mejor calidad.

Les pedimos fotos de los deberes que tienen que hacer, les enviamos notas de voz con las instrucciones de las tareas que tienen que cumplir y cada cierto tiempo mandamos mensajitos de seguimiento para hacer presión. Asimismo, recibimos de ellos, mensajes con monosílabos de respuestas, alguna foto del hermano desobediente o la nota de voz cuando necesitan algún permiso.

Esto definitivamente altera nuestros paradigmas. En muchos casos dispara nuestros sentimientos de culpabilidad y nos cuestiona como padres. Y sí, es totalmente diferente la forma de relacionarnos, pero no necesariamente todo tiempo pasado fue mejor.

Hoy, a pesar de los monosílabos, se discute más temas con libertad. Aunque definitivamente hay menos tiempo, está en nosotros que sea de mejor calidad, que cada momento juntos se convierta en un momento importante.

Ahora valoramos esos largos desplazamientos en el carro, así sea en la madrugada, al llevarlos al colegio, porque podemos preguntarles de su día y trasmitirle nuestros valores. Priorizamos organizar cenas especiales en nuestra propia casa con pollo y papa fritas; y por supuesto, hacemos infaltable la cita semanal a alentar al equipo en el estadio o por la tele… todo por compartir tiempo con ellos: tiempo de calidad, tiempo para disfrutar, tiempo para recordar.

Aunque en estos momentos, una de las frases que más se repita es “guarda el celular”, hay que reconocer que cuando ellos quedan en casa y nosotros en el trabajo, esta app nos ayuda a sentirlos cerca, ¡y eso es totalmente mejor que antes!

Por: Inés Cobo de Gilbert
Psicóloga
Directora Ejecutiva Sir Thomas More

 

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