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Traer un hijo al mundo es una excelente noticia. La llegada de un nuevo miembro al hogar es sinónimo de alegría para los padres, pero en algunos casos esta situación puede generar un vuelco para algunas madres.

Los cambios hormonales y otros factores hacen que tras el parto lo que debiera ser júbilo se transforme en una sensación de tristeza que en ocasión termina derivando en depresión. Sin embargo, existe una diferencia entre la tristeza postparto y la depresión. Identificar los síntomas de cada caso permitirá que se pueda iniciar un correcto tratamiento para poner fin a la situación.

Tristeza postparto

La tristeza postparto, también conocida como Baby Blues, se describe como una alteración del estado de ánimo causada, principalmente, por cambios hormonales, psicológicos y sociales. Estas alteraciones tienen una intensidad variable. Aparecen, por lo general, entre los dos y cuatro días posteriores al parto.

Los síntomas son de alivio espontáneos después de dos a tres semanas siguientes al alumbramiento, y no requieren de atención médica. En estos casos se recomienda que los familiares cercanos a la madre le brinden todo su apoyo y traten de evitar que esta tristeza la consuma.

Al mismo tiempo, se recomienda que a medida que se vaya acercando el momento del parto no haya grandes cambios que puedan precipitar este estado de ánimo. Un ejemplo es una mudanza que aleje a la familia de sus seres queridos y que haga creer a la futura mamá que estará sola.

Aquellas madres con antecedentes en anteriores partos también deberán ser tomadas en cuenta como casos de riesgo durante sus embarazos y seguidas de cerca tras el alumbramiento. Los especialistas recomiendan que se informe constantemente de los síntomas que vayan apareciendo, como llantos o momentos de mutismo. Así como la intensidad de los mismos para valorar hasta qué punto se está hablando del Baby Blues y no de un problema más grave.

Depresión postparto

Se define como un trastorno inicia tras el parto. Hasta el momento se desconocen las causas del mismo. No obstante sí que existen diversas causas de riesgo reconocidas por la comunidad médica:

  • Historia pasada de psicopatología (especialmente depresión y ansiedad)
  • Presencia de alteraciones psicológicas durante el embarazo
  • Depresión postparto en embarazos previos
  • Complicaciones durante el embarazo o después del mismo
  • Vivencias de situaciones estresantes
  • Dificultades económicas tras el parto

El primer paso para detectarla, especialmente en sus inicios, es la percepción de posibles síntomas como quejas psicosomáticas, cansancio y dolor repentino. También múltiples llamadas para pedir ayuda, o se observe que la mujer está triste, preocupada o con miedo al tener a su hijo en brazos. La presencia de algunos de estos signos y su prolongación en el tiempo serán motivo para acudir a un psicólogo que proponga un tratamiento de ayuda.

 

Vía: HacerFamilia

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