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“Mi amado es mío y yo soy suya…” (El Cantar de los Cantares 2:16) Las vacaciones se acercan ¿traemos a nuestros hijos o no?

Febrero es conocido en nuestro medio como el mes del amor. Tomando esto en cuenta, cabe preguntarse por qué por ejemplo, solo consideramos ser generosos en diciembre y por qué festejamos tanto el cariño en febrero. El amor verdadero no tiene tiempo ni lugar, son actos y gestos, detalles del día a día que me ofrecen la certeza de ser amada. Sin embargo, y en honor al mes escribiré sobre si está bien viajar en pareja dejando a los hijos pequeños. A mí criterio e indiscutiblemente respondo SÍ.

Una de mis constantes sugerencias para los esposos es permitirse tiempo de calidad para la pareja. Al final del día ellos son quienes se acuestan en la misma cama, quienes se acompañan en las enfermedades o se aguantan las ganas de ahorcarse cuando no se cumplen los acuerdos. También quienes se ayudan en los problemas económicos y los que deben pagar cuentas a medias. Además deben apoyarse si se enferman los hijos, cuando el otro tiene problemas y son quienes respetan nuestros hábitos diferentes que no se conocían antes de la convivencia. En fin, la lista es eterna y son los esposos quienes frente a esto deben preguntarse por qué no ir solos, si ellos son quienes conviven todo lo antes mencionado.

Al leer el párrafo anterior ¿se dieron cuenta de todas las complicaciones que conlleva un matrimonio?

  • Bajo esta perspectiva vale la pena invertir en los buenos momentos y un viaje es una inversión al amor. Destinar tiempo a momentos que se recuerden, a alimentar las bases de la familia (que son el hombre y la mujer). ¡Claro que apena dejar a los hijos chicos con terceras personas! Sin embargo, decirles a los pequeños que papá y mamá se escaparán porque quieren estar juntos y solitos, es expresarles que todos tenemos derecho a un espacio nuestro donde podamos disfrutar de aquello que amamos y que nos gusta.
  • Otra pregunta que surge es: ¿y los viajes en familia, reemplazan a los viajes de pareja? No, eso es como decir que un viaje de negocios es igual que uno de placer. No los reemplaza porque cuando viajan los hijos quienes predominan en el viaje son los padres. Y en el viaje de pareja predominan el hombre y la mujer.
  • Por último, ¿qué pasa si debemos escoger entre viajar en pareja o viajar en familia? Esa se las dejo de deber. Solo añadiendo que los hijos tienen una vida por vivir, los padres ya tienen, por lo menos media vida andada. No hay dinero mejor invertido que el que se invierte en viajar y construir momentos… Así que ¡bon voyage!

 

Por Ma. del Carmen Rodrigo

Psicóloga Clínica

mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

 

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