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Cada año abandonan la vida consagrada alrededor de 2.300 religiosos. El papa Francisco ha calificado a esta cifra como una «hemorragia» de la Vida Consagrada. Se tocó este tema a propósito de la celebración del Día Mundial de la Vida Consagrada. (2 de febrero)

En una entrevista concedida al diario ‘L’Osservatore Romano’, el secretario de la Congregación para los Institutos de vida Consagrada, Mons. José Rodríguez Carballo señaló que aunque una parte de los religiosos abandona los hábitos «para casarse» la primera causa de abandono es la «pérdida de confianza en los asuntos espirituales».

La primera causa de abandono es la «pérdida de confianza» en los «asuntos espirituales».

«Entre 2015 y 2016 tuvimos unos 2.300 abandonos, incluyendo 271 decretos de dimisión de órdenes y congregaciones y 518 dispensas del celibato concedido por la Congregación para el Clero. Abandonaron 141 sacerdotes religiosos en distintas diócesis y 332 dimisiones de la vida religiosa contemplativa», explicó el arzobispo.

Una hemorragia de la vida consagrada

El Papa Francisco ha hecho hincapié en la importancia de este debate y advirtió de un «sangrado que debilita la vida religiosa y la propia vida de la Iglesia».

Cuando el Papa habla de hemorragia, Mons. Rodríguez Carballo, aclara: «Significa que se trata de un problema importante, no sólo por la cantidad sino también por la edad en la que se producen los abandonos». Además señaló: «la mayoría de los abandonos se producen entre hombres y mujeres religiosas con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años», dijo.

Para el prelado, la cuestión del abandono en la vida consagrada está estrechamente relacionada con la debilidad de los compromisos que hoy afecta a la sociedad:

Vivimos en un tiempo de zapping en la que no asumimos compromisos a largo plazo.

El secretario del dicasterio para la Vida Consagrada concluyó afirmando que estamos ante un mundo en donde todo es fácil. «No hay lugar para el sacrificio, para la renuncia a otros valores. Así que abrazar una vocación es ir contra la corriente».

Vía InfoCatólica

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